-El aficionado no cuenta para nada salvo para pagar su entrada mientras que las decisiones se toman desde un punto de vista ajeno. La misma empresa madrileña, que es la desatención al público por excelencia, habitualmente no tiene en consideración lo que pueda venir de la opinión de los aficionados.
- La temporada en Madrid se caracteriza porque se produce de marzo a octubre. Yo creo que, tanto la empresa como la Comunidad de Madrid, arrendataria del coso, quieren quitar de en medio esta circunstancia. Es decir, pretenden dejarla en lo que llamo “nutritivas ferias”, que alimentan mucho las arcas pero que dejan ayuno de interés al aficionado. La plaza de Madrid ya no es una plaza de temporada porque los carteles cada vez son peores y ello conduce al abandono masivo de los públicos. Esto sucedió en Barcelona, por ejemplo, que terminó cerrándose. Este espacio taurino en la capital madrileña, en el barrio de Salamanca, podría ser mucho más rentable como local para otros fines culturales (desde conciertos a espectáculos de cualquier índole) que a la propia fiesta de los toros.
- Al no haber interés, el espectáculo es más marginal y de ahí que las empresas no apuesten por publicitarse en el espectáculo de los toros. Por tanto, se recurre a la autopromoción, a que los profesionales se anuncien en tales medios. Dentro de esta espiral perversa, el periodismo taurino está limitado a ser el corifeo de los empresarios, toreros, o ciertos ganaderos que puedan permitírselo. Es decir, está subvencionado por el propio estamento taurino. Desgraciadamente, hay una falta de esa visión crítica, que todos anhelamos, como parte sustancial de lo que es la información.
- El aficionado va desertando porque no se tienen en cuenta ni sus gustos o apetencias.(...) El objetivo es este público ocasional, que no dé problemas, que dé el visto bueno a lo que el mundillo taurino hace.
- Ahora es el momento de preguntarse: ¿cuál es la fiesta que se busca? ¿La de que todo está bien y donde los responsables profesionales buscan únicamente su rendimiento económico y nada más? Los valores que subyacen en esta fiesta, que son valores universales y atemporales, eternos en definitiva, siguen vigentes en buena medida pero cada vez más se subyugan a formas estéticas o intereses económicos que son propios del mundo globalizado en que vivimos. La superación, el valor, el sufrimiento, el sacrificio, el afán, el triunfo laten debajo de la fiesta de los toros. Pero, no son valores que se pongan en juego dentro de la sociedad actual. Creo que la crisis es más social que económica. Y que todos esos valores se acabarán perdiendo si no hay nadie que románticamente intente velar por ellos.
- ¿Es devaluación del espectáculo o decadencia de la fiesta?
Todo. Hasta el punto que uno se plantea qué perdurará dentro de dos décadas. De existir, probablemente no tendrá nada que ver con la que contemplamos ahora. Es más, de ir en el mismo camino en el que vamos en este mundo globalizado, desaparecerá la suerte de varas; o la de matar por cruenta; o se toreará de salón con un robot que haga los movimientos del verdadero astado. La fiesta es otra cosa. Es riesgo, es emoción y porque existe ese peligro franco, existe la fiesta.Aquí la entrevista completa (no dejen ir al enlace)
Nota: Nuestra sincera enhorabuena a Paz Domingo y a Rafael Cabrera
Foto: Álvaro García
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