Hace tiempo que venimos detectando la falta de novilleros entendiendo por novilleros los chavales que se curtían en las plazas portátiles de los pueblos, primero sin caballos y después con picadores, durante varias temporadas antes de llegar a las ferias de postín.
Desde que la enseñanza se centra en las escuelas taurinas venimos observando que todos los aspirantes a toreros intentan torear igual, hasta hade poco imitaban a Ponce o al Juli ahora algunos osados intentan imitar a José Tomás.
Sólo se les prepara para torear el encaste Domecq, o sea el toro bobalicón que repite sin molestar y se les dice que con el resto de encastes no se puede realizar el toreo que hoy gusta al público, y así se les deja carentes de conocimientos fundamentales para su oficio como son la variedad de encastes y los recursos para su lidia que no entran en sus planes de estudio.
Además para torear la única solución es dejarse llevar por un apoderado influyente entre los taurinos que firma la temporada en febrero, le viste como a un emperador y el pobre chaval a cumplir como pueda para salir del paso cada tarde que le toque faena.
Siempre justifican su actuación por muy bochornosa que sea y echan la culpa de los fracasos a los animales y a la exigente afición que pide un imposible,
Salen de las escuelas unos chavales muy bien intencionados pero sin preparación suficiente, y esto se ve también entre toreros con alternativa reciente o no tan reciente, que son incapaces de torear en cuanto aparece en algún grado la casta brava en la plaza.
Todo esto contribuye al desmantelamiento de la fiesta tal y como la hemos conocido y su conversión en un espectáculo degradado y sin fundamento artístico ninguno.
Desde que la enseñanza se centra en las escuelas taurinas venimos observando que todos los aspirantes a toreros intentan torear igual, hasta hade poco imitaban a Ponce o al Juli ahora algunos osados intentan imitar a José Tomás.
Sólo se les prepara para torear el encaste Domecq, o sea el toro bobalicón que repite sin molestar y se les dice que con el resto de encastes no se puede realizar el toreo que hoy gusta al público, y así se les deja carentes de conocimientos fundamentales para su oficio como son la variedad de encastes y los recursos para su lidia que no entran en sus planes de estudio.
Además para torear la única solución es dejarse llevar por un apoderado influyente entre los taurinos que firma la temporada en febrero, le viste como a un emperador y el pobre chaval a cumplir como pueda para salir del paso cada tarde que le toque faena.
Siempre justifican su actuación por muy bochornosa que sea y echan la culpa de los fracasos a los animales y a la exigente afición que pide un imposible,
Salen de las escuelas unos chavales muy bien intencionados pero sin preparación suficiente, y esto se ve también entre toreros con alternativa reciente o no tan reciente, que son incapaces de torear en cuanto aparece en algún grado la casta brava en la plaza.
Todo esto contribuye al desmantelamiento de la fiesta tal y como la hemos conocido y su conversión en un espectáculo degradado y sin fundamento artístico ninguno.
Jandro
15 de mayo de 2010
Foto: Juan Pelegrín
Cada vez hay menos capeas en los pueblos, donde se curtían antiguamente los maletillas.
ResponderEliminarAhora los novilleros van ya en
Mercedes, mientras antes iban a dedo por las carreteras buscandose la vida y los toros para placearse.
y luego tenemos el escalfón de matadores que tenenmos, y el sistema taurino podrido
ResponderEliminarHa puesto el dedo en la yaga, esa es la realidad actual, es como si los toreros de hoy salieran de una fabrica que trabaja en cadena, ademas para ser torero hay que ser rico, ya que el placearse es matar novillos o toros a puerta cerrada en las ganaderias, (Pena meda).
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