Si en algo nos parecemos los aficionados a los toros a los del Atlético de Madrid es que sólo somos recompensados con triunfos cada mucho tiempo y después de sufrir, padecer y lamentar innumerables situaciones adversas.
En este momento de euforia de los hinchas atléticos, a los que aprovechamos para felicitar por esa copa de la liga europea ganada con tanto esfuerzo y tras tanto sufrimiento, estamos los aficionados a los toros desilusionados y con pocas esperanzas de futuro, ahora el pupas somos nosotros.
Una vez vistas las ganaderías y los toreros que desfilan por la feria de San Isidro, otrora lugar en el que tanto unos como otros trataban de poner lo mejor que tenían, parece que la decadencia se acentúa sin posible solución, ni los ganaderos crían toros bravos ni los toreros muestran el más mínimo interés en torearlos.
Esta tarde el hierro Alcurrucén en el que según tengo oído poseen mil trescientas vacas de vientre, han traído a esta plaza seis moruchos inválidos (el primero devuelto en el tercio de banderillas) descastados y de impresentable trapío. Animales que sólo sirven para el matadero ya que hoy en día se ha desechado en el campo la tracción animal y no se capan toros para utilizarlos como bueyes de carreta. Si con esta enorme vacada los hermanos Lozano no han podido traer a las Ventas nada mejor, o no saben elegir o tienen la ganadería perdida, no es de bravo y sólo contribuye a la degradación del arte de torear que se convierte en un galimatías pegapasista sin ningún fundamento.
Y con estos toros impresentable han navegado Uceda Leal que parece completamente ausente de su profesión y sólo mantiene la facilidad para matar con eficaz precisión. El Cid cuya mano izquierda ha perdido el mando y sin ella el torero no es nadie en la plaza y Miguel Tendero que no ha sabido aprovechar la posibilidad de lucimiento que le ha brindado el sexto toro que era un marrajo pero tenía suficientes pases para haberse apuntado un triunfo que salvara esta tarde fría y totalmente fracasada tanto por los toreros como por el ganadero que nos han ofrecido de principio a fin un lamentable espectáculo que hemos sufrido y pagado con estoicismo atlético los aficionados.
Jandro
viernes, 14 de mayo de 2010
En este momento de euforia de los hinchas atléticos, a los que aprovechamos para felicitar por esa copa de la liga europea ganada con tanto esfuerzo y tras tanto sufrimiento, estamos los aficionados a los toros desilusionados y con pocas esperanzas de futuro, ahora el pupas somos nosotros.
Una vez vistas las ganaderías y los toreros que desfilan por la feria de San Isidro, otrora lugar en el que tanto unos como otros trataban de poner lo mejor que tenían, parece que la decadencia se acentúa sin posible solución, ni los ganaderos crían toros bravos ni los toreros muestran el más mínimo interés en torearlos.
Esta tarde el hierro Alcurrucén en el que según tengo oído poseen mil trescientas vacas de vientre, han traído a esta plaza seis moruchos inválidos (el primero devuelto en el tercio de banderillas) descastados y de impresentable trapío. Animales que sólo sirven para el matadero ya que hoy en día se ha desechado en el campo la tracción animal y no se capan toros para utilizarlos como bueyes de carreta. Si con esta enorme vacada los hermanos Lozano no han podido traer a las Ventas nada mejor, o no saben elegir o tienen la ganadería perdida, no es de bravo y sólo contribuye a la degradación del arte de torear que se convierte en un galimatías pegapasista sin ningún fundamento.
Y con estos toros impresentable han navegado Uceda Leal que parece completamente ausente de su profesión y sólo mantiene la facilidad para matar con eficaz precisión. El Cid cuya mano izquierda ha perdido el mando y sin ella el torero no es nadie en la plaza y Miguel Tendero que no ha sabido aprovechar la posibilidad de lucimiento que le ha brindado el sexto toro que era un marrajo pero tenía suficientes pases para haberse apuntado un triunfo que salvara esta tarde fría y totalmente fracasada tanto por los toreros como por el ganadero que nos han ofrecido de principio a fin un lamentable espectáculo que hemos sufrido y pagado con estoicismo atlético los aficionados.
Jandro
viernes, 14 de mayo de 2010
Foto: del blog larga cambiada
Jandro:
ResponderEliminarPues imagínate lo que sentimos los del Aleti que somos aficionados a los toros. Qúe vida más perra, aunque eso sí, cuando disfrutamos lo hacemos a lo grande, auqnue te digo una cosa, yo que sou socio desde los trece años, que disfruto de los triunfos del Aleti como nadie, no cambio ningún título por ver torear como los ángeles. Mi Copa del otro día se puede parecer bastante a aquel Paula de la feria de Otoño de hace años. Un saludo