El papa negro nos manda la crónica de Javier Villán. Le acompaña el siguiente e.mail:Javier : Te mando la crónica de Villán de la corrida de ayer. Me parece muy buena y pone al descubierto toda "la papanatería" que se mueve en torno a Morante.
Un abrazo.
Un abrazo.
Corrida de toros. Sevilla. Crónica de Javier Villán:
"Del duende al ridículo y el esperpento"
07/abril/2008
Diario EL MUNDO.
Parladé / Finito, Morante y Cortés.
Siete toros de la ganadería de Parladé, primero bis, impresentables. Sin trapío, fuerzas y sin pitones. Finito de Córdoba: silencio tras aviso (cinco pinchazos y dos descabellos) y silencio tras aviso (dos pinchazos y descabello). Morante de la Puebla: ovación tras dos avisos (nueve pinchazos y descabello) y silencio (bajonazo innoble e infame). Salvador Cortés: ovación (pinchazo y estocada) y silencio (estocada).
Maestranza, undécimo festejo. Lleno hasta la bandera en tarde agradable.
SEVILLA.- Vayamos por partes, primero, Salvador Cortés no debe torear estos simulacros de toros. Él un torero poderoso. Segundo, Morante es un torero excelso, sevillanísimo y angelical. A mí me gustan los toreros excelsos, sevillanísimos y angelicales, sobre todo si le meten al angelismo ciertas formas denoniacas y oscuras. Morante a veces consigue esa síntesis entre el cielo y el infierno.
Por lo tanto hoy tendría que escribirle a Morante una crónica excelsa, sevillanísima y angelical, pues para muchos aficionados el torero de Sevilla estuvo excelso, sevillanisimo y angelical. Le faltó, entre otras muchas cosas, ese toque barroco y tenebrista que es lo que da entidad a toreros como él.
Morante de la Puebla bordeó el desastre no por sublimidad, sino por impericia con la espada y otras carencias; mejor dicho se instaló en el desastre desde que empuñó el estoque y esa ubicación anímica era consecuencia de su desubicación con la muleta. Un reloj menos tortuga que el de don Antonio Pulido hubiera mandado el toro a los corrales. Sonaron dos avisos y pudieron ser más.
Dejemos los relojes al margen de la cuestión para entrar en otros detalles más trascendentes. Morante toreó con pellizco y éxtasis a un simulacro de toro de Parladé; Morante manejó la muleta como un ala de pájaro, qué digo, como un ala de mariposa, como un parpadeo o un golpe de abanico.
Toreo de ausencia
Cada uno es cada uno y puede quitarse los fantasmas de su mente como le venga en gana. Yo escribo poesía para aplazar la visita al psiquiatra, cosa que, mal que bien, voy consiguiendo. La crónica es otra cosa: la escribo porque me pagan. El toreo se proyecta hacia las multitudes. Y Morante debe dejarse de dengues, metafísicas, misterios y circunloquios. Tiene que echar su toreo fuera para higiene de su mente y para solaz y alegría de los aficionados.
Su toreo de ayer a unos toros reventados de pitones y reventados de todo, no era un toreo de sonidos negros y duende; era un toreo de abaniqueo y ausencia. Primorosas trincherillas, apuntes hermosos de muletazos, juego... ¿sentimiento? No lo sé.
Cada cual es muy dueño de vivir el sentimiento como le venga en gana, como le dicten sus ángeles o sus demonios. Todos, seguramente, tenemos nuestros ángeles y nuestros demonios.
Mas, si esos no se transfiguran en arte torero, en arte literario, en arte pictórico o en el arte que se quiera, no son nada; son ángeles muertos. Muy bonito y muy pinturero pero el toreo, además, es otra cosa. A Morante ayer en La Maestranza le faltaba autenticidad y desgarro. Y si esto suena a tópico superfluo, le faltó torear de verdad.
Sus toros no fueron nada y Morante, pese a algunos momentos de incuestionable belleza, no superó esa nada. Para colmo cuando a 15 segundos del tercer aviso, dobló su primer Parladé le dieron a Morante de la Puebla una ovación estruendosa. Y luego, el torero salió a saludar como si nada hubiera ocurrido. Un diestro como Morante de la Puebla, después de ese saínete con el estoque, debiera esconderse en el callejón y no pisar la arena hasta que se lo permita la autoridad.
En el quinto, ni saínete ni magia; pura y simple vulgaridad rematada con un sartenazo tremebundo digno de juzgado de guardia. Posiblemente esa mierda de toro no se merecía más, aunque las formas deben ser las formas; posiblemente corridas como ésta de Parladé no debieran salir nunca a un ruedo y mucho menos a un ruedo como el de La Maestranza, el templo universal del toreo, la Capilla Sixtina. Toros así son un agravio para la Fiesta.
¿Y Finito de Córdoba? ¿Debiera seguir saliendo a los ruedos Finito de Córdoba? A veces he pensado que a Juan Serrano, deslumbrante nombre de matador, le gafaron cuando le pusieron de sobrenombre la cursilería ésa de Finito de Córdoba. Y de cursilería en cursilería, degenerando y degenerando, Juan Serrano torero que pudo ser más que grande grandísimo, se está quedando o se ha quedado ya en Finito de Sabadell.
Y no se puede mezclar el traje de luces con tejidos e hilaturas y unos cuantos redondos de calidad no pueden taparlo. Respecto a Cortés, ya está dicho: este tipo de toro lo destruye. Necesita un toro más fuerte y encastado para demostrar sus condiciones de torero.
"Del duende al ridículo y el esperpento"
07/abril/2008
Diario EL MUNDO.
Parladé / Finito, Morante y Cortés.
Siete toros de la ganadería de Parladé, primero bis, impresentables. Sin trapío, fuerzas y sin pitones. Finito de Córdoba: silencio tras aviso (cinco pinchazos y dos descabellos) y silencio tras aviso (dos pinchazos y descabello). Morante de la Puebla: ovación tras dos avisos (nueve pinchazos y descabello) y silencio (bajonazo innoble e infame). Salvador Cortés: ovación (pinchazo y estocada) y silencio (estocada).
Maestranza, undécimo festejo. Lleno hasta la bandera en tarde agradable.
SEVILLA.- Vayamos por partes, primero, Salvador Cortés no debe torear estos simulacros de toros. Él un torero poderoso. Segundo, Morante es un torero excelso, sevillanísimo y angelical. A mí me gustan los toreros excelsos, sevillanísimos y angelicales, sobre todo si le meten al angelismo ciertas formas denoniacas y oscuras. Morante a veces consigue esa síntesis entre el cielo y el infierno.
Por lo tanto hoy tendría que escribirle a Morante una crónica excelsa, sevillanísima y angelical, pues para muchos aficionados el torero de Sevilla estuvo excelso, sevillanisimo y angelical. Le faltó, entre otras muchas cosas, ese toque barroco y tenebrista que es lo que da entidad a toreros como él.
Morante de la Puebla bordeó el desastre no por sublimidad, sino por impericia con la espada y otras carencias; mejor dicho se instaló en el desastre desde que empuñó el estoque y esa ubicación anímica era consecuencia de su desubicación con la muleta. Un reloj menos tortuga que el de don Antonio Pulido hubiera mandado el toro a los corrales. Sonaron dos avisos y pudieron ser más.
Dejemos los relojes al margen de la cuestión para entrar en otros detalles más trascendentes. Morante toreó con pellizco y éxtasis a un simulacro de toro de Parladé; Morante manejó la muleta como un ala de pájaro, qué digo, como un ala de mariposa, como un parpadeo o un golpe de abanico.
Toreo de ausencia
Cada uno es cada uno y puede quitarse los fantasmas de su mente como le venga en gana. Yo escribo poesía para aplazar la visita al psiquiatra, cosa que, mal que bien, voy consiguiendo. La crónica es otra cosa: la escribo porque me pagan. El toreo se proyecta hacia las multitudes. Y Morante debe dejarse de dengues, metafísicas, misterios y circunloquios. Tiene que echar su toreo fuera para higiene de su mente y para solaz y alegría de los aficionados.
Su toreo de ayer a unos toros reventados de pitones y reventados de todo, no era un toreo de sonidos negros y duende; era un toreo de abaniqueo y ausencia. Primorosas trincherillas, apuntes hermosos de muletazos, juego... ¿sentimiento? No lo sé.
Cada cual es muy dueño de vivir el sentimiento como le venga en gana, como le dicten sus ángeles o sus demonios. Todos, seguramente, tenemos nuestros ángeles y nuestros demonios.
Mas, si esos no se transfiguran en arte torero, en arte literario, en arte pictórico o en el arte que se quiera, no son nada; son ángeles muertos. Muy bonito y muy pinturero pero el toreo, además, es otra cosa. A Morante ayer en La Maestranza le faltaba autenticidad y desgarro. Y si esto suena a tópico superfluo, le faltó torear de verdad.
Sus toros no fueron nada y Morante, pese a algunos momentos de incuestionable belleza, no superó esa nada. Para colmo cuando a 15 segundos del tercer aviso, dobló su primer Parladé le dieron a Morante de la Puebla una ovación estruendosa. Y luego, el torero salió a saludar como si nada hubiera ocurrido. Un diestro como Morante de la Puebla, después de ese saínete con el estoque, debiera esconderse en el callejón y no pisar la arena hasta que se lo permita la autoridad.
En el quinto, ni saínete ni magia; pura y simple vulgaridad rematada con un sartenazo tremebundo digno de juzgado de guardia. Posiblemente esa mierda de toro no se merecía más, aunque las formas deben ser las formas; posiblemente corridas como ésta de Parladé no debieran salir nunca a un ruedo y mucho menos a un ruedo como el de La Maestranza, el templo universal del toreo, la Capilla Sixtina. Toros así son un agravio para la Fiesta.
¿Y Finito de Córdoba? ¿Debiera seguir saliendo a los ruedos Finito de Córdoba? A veces he pensado que a Juan Serrano, deslumbrante nombre de matador, le gafaron cuando le pusieron de sobrenombre la cursilería ésa de Finito de Córdoba. Y de cursilería en cursilería, degenerando y degenerando, Juan Serrano torero que pudo ser más que grande grandísimo, se está quedando o se ha quedado ya en Finito de Sabadell.
Y no se puede mezclar el traje de luces con tejidos e hilaturas y unos cuantos redondos de calidad no pueden taparlo. Respecto a Cortés, ya está dicho: este tipo de toro lo destruye. Necesita un toro más fuerte y encastado para demostrar sus condiciones de torero.
y que pretende que haga con esa puta mierda de toros...lo que hizo fue sacarle dos tandas muy buena sy luego detalles si no es por eso pso nad aotra tarde de aburrimiento y a seguir....con la espada no estubo acertado pero en fin no hagamso un drama de ellos coño que si no lo han visto le sinvito a que lo vuelvan a ver o es que en ese primer toro suyo no pincho en todo lo alto una vez tras otra hasta q lo mato trasero....sin embargo si lo hubiera matado con uan estocada caida y hubiera cortado uan oreja que ahora ni se comentaria nada no?
ResponderEliminaresto ya es de tomadura de pelo en vez de criticar a este torero que es el unico distinto y que hace faenas de acuerdo con su personalidad.....en vez de ello porque no empezais a daros cuenta de lo que esta pasando eh porq no se resalta mas que jose tomas esta haciendo el ridiculo que ya no manda sobr elso toros q no es el que era q va pidiendo millonadas para no torear vease en bilbao...o mejor mucho mejor que pasa no ablais de perera ahora dicen q si es la leche por favor q me rio perera e suno mas q hace la misma faena siempre derechazos naturale sy pase de pecho con el capote no tiene ni puta idea de torear las chicuelina sq hizo el otro dia en sevilla eran ridiculas y con la espada salvo excepciones la mitad de las veces esta caida.....ya esta bien aqui hace suna faena vulgar y te dan dos orejas y haces una grandisima faena para un toro que no tenia absolutamente nada y te dicen q si deberia esconderse uno hasta q la autoridad te dejara volver a pisar el albero....y solo por tratar de matar a un toro por lo alto añadiendole a ello lo difici que resulta eso cuando un toro se queda quieto y no te ayuda en nada...ya esta bien
¿Qué esperaba de una corrida de Parladé?
ResponderEliminarPues yo creo que Morante estuvo excelso con el toro que tenía delante, no se le puede hacer más cosas a ése toro....
ResponderEliminar!! Qué forma de torear !!.
P.d. ¿ Nadie dice nada de la corrida del Sábado ?¿ De ése Juli que estuvo inmenso, de ése Manzanares que cada vez me gusta más, de ése Perera ?.
Nos quedan otras dos tardes de toros de la "casa". ¡Qué sufrimiento!
ResponderEliminarEn mi humilde opinión, no creo que Villán descubra ninguna papanatería, sino que dice lo que yo vi ayer: que Morante estuvo más pinturero que profundo, en ningún momento deja caer que lo de Morante sea una mentira ni nada por el estilo. Al contrario, deja entrever que le gusta no poco este torero.
ResponderEliminarDe los toros mejor no decir nada.