El
Pana pertenece a un mundo regido por la pasión. La pasión por la
vida. Esa es la condición imprescindible para vivir y torear con
fundamento. Cuando la pasión dirige nuestros actos, estos adquieren
una cualidad insustituible, son verdad. El Pana tenia verdad, su
verdad, y por lo tanto torería. Los toreros actuales tienen "couch",
entrenador personal, jefe de prensa, fisioterapeuta y psicólogo,
pero carecen de pasión. Son "profesionales". Torean
siempre igual, en todas las plazas y placítas, al mismo tipo de toro
entontecido. Para ellos, la pasión es una imperfección, un estorbo,
exactamente igual que la torería. ¡Viva el Pana, viva la pasión!.
JUANSINTIERRA
Foto:
William Lucas
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