Goya
y Picasso han dedicado a los toros una parte importante de su obra.
¿Sorprenderá a alguien que esto resulte muy doloroso para los que
odian la Tauromaquia? Pero, ¿qué pueden hacer ante un hecho que no
les conviene? Sencillamente, negarlo; mejor, intentar darle la
vuelta: en realidad ?pueden decir?, Goya y Picasso odiaban los toros,
los pintaban justamente para demostrar que eran algo bárbaro, cruel
y salvaje. Si cuela, cuela...
Ése
es el sentido que tiene la exposición que, con motivo de los
doscientos años de la «Tauromaquia» de Goya, acoge ahora la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando:
se mezclan los grabados de Goya con fotos del Ku-Klus-Klan, un vídeo
de cornadas de toreros («La venganza del toro»), la tumba de seis
toros «asesinados», un vÍdeo en que un cantaor pide perdón a un
toro y otras obras antitaurinas. (Aunque la entrada es libre, he
visitado la exposición yo solo). En la presentación, se han dado
titulares nada sutiles: «Los toreros son psicópatas», «Goya es el
primer antitaurino»...
Leamos
a don Enrique
Lafuente Ferrari,
uno de los más grandes historiadores del arte español, que fue
académico y delegado de esa misma Calcografía: «Los toros cobran
en la total obra de Goya una tal importancia que no cabe explicarla
por ninguna circunstancia histórica, sino por pura inclinación
personal» (Cossío: «Los toros», II, p. 738). Lo corrobora Álvaro
Martínez Novillo: «Lafuente Ferrari, en su magnífico y documentado
trabajo... dejaba definitivamente estudiada la Tauromaquia de Goya»
(«Los toros», VII, p. 338).
Resulta
que no... Las obras de arte no
son teoremas matemáticos,
cada uno puede interpretarlas como desee. Pero quedan los testimonios
biográficos.
Testimonios
En
una carta de 1827, escribe Leandro Moratín: «Goya dice que él ha
toreado, en su tiempo, y que, con la espada en la mano, a nadie teme.
Dentro de unos meses, va a cumplir ochenta años». (Puede leerse
ahora en la edición de René Andioc del «Epistolario» de Moratín,
publicada por Castalia).
Ocho
años después, escribe Valentín Carderera: «Goya
se transformaba, los días de toros, con su gran sombrero,
su chupa y capa terciada, y, con su espada debajo del brazo...
entablaba relaciones con los toreros de más nombradía, injeríase,
identificábase con aquellas interioridades que más perfectamente
revelan el carácter de sus héroes». Es exactamente lo mismo que ha
contado Pierre Cabanne de Picasso: ¡cuánto debieron de «sufrir»
Goya y Picasso, por ir a los toros!
Carta
de Goya a su amigo Martín Zapater don de se demuestra su afición a
los toros
Conocemos
la intimidad de Goya por el epistolario con su amigo Martín Zapater
(editado por Xavier de Salas, que fue Director de esta misma
Academia). En 1784, al enterarse de que había estado enfermo, le
aconseja Goya: «Tienes muchos asuntos y te pide el cuerpo venir a
Madrid, lo dejas todo y te
vienes a ver cuatro fiestas de toros y
comedias y te ríes muy bien de todo...» Es el mismo consuelo que él
buscará, diez años después: «Yo estoy lo mismo, en cuanto a mi
salud; unos ratos, rabiando, que yo mismo no me puedo aguantar... El
lunes, si Dios quiere, iré a ver los toros».
En
realidad, la Fiesta supuso siempre, para Goya, la conexión
sentimental con la España popular, profunda, con sus luces y
sombras, más allá de Fernando VII. (Lo mismo que le sucedió a
Picasso, en época de Franco). Por eso, seguirá firmando sus cartas
como «don Francisco, el de los toros». Es lo más lógico, en un
terrible «antitaurino»...
Capital Animal
Ha
organizado esta exposición Capital Animal, que habla de Madrid como
un «espacio relacional». Uno de sus directivos denuncia que los
activistas que saltaron al ruedo de Las Ventas el 4 de mayo de 2008
«fueron arrastrados por el albero impregnado de la sangre del primer
toro asesinado y de la orina de los caballos»: ¡terrible tortura
para un animalista!
El
vídeo del cantaor lo ha patrocinado la Fundación
Franz Weber, suiza,
que ha asesorado aPodemos en
su intento de prohibir los toros en Baleares. Su «director para el
Sur de Europa y Latinoamérica» es el argentino Leonardo
Anselmi,
que se declara activista antitaurino «a tiempo completo». Han
premiado a un pueblo de Valladolid, Trigueros del Valle, por declarar
«vecinos no humanos, con igualdad de derechos, a perros y gatos»...
Así
son algunos antitaurinos, ya lo sabemos. ¿Por qué no van a intentar
cambiar la imagen de Goya? De una obra de arte se puede decir casi
todo. Quizás alguien opine que Fra
Angelico no
era creyente o que Sorolla pintaba niños desnudos, en las playas
valencianas, para denunciar la falta de higiene... ¿Goya
antitaurino? Una manipulación más. Lo lamentable es que una
institución tan respetable como la Real
Academia de Bellas Artes se
haya prestado a acoger algo en lo que no importa el arte sino el
discurso más sectario.
Nota: Artículo pulicado en ABC
Nota 2. El Ministerio de la Verdad es una institución ficticia ideada por George Orwell para su novela 1984, y es uno de los cuatro ministerios con los que "El Partido", el Ingsoc, ejercía el gobierno en esa novela. Los nombres de los ministerios en 1984 se refieren al "doblepensar", de modo tal que la principal función del ministerio de la verdad es la reescritura de la historia y el falseo de ésta.
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