Los toros de Adolfo Martín con su estirpe y su trapío albaserrada-saltillo-santacoloma se van pareciendo cada vez más a las ganaderías mal llamadas comerciales en lo que se refiere al comportamiento de las reses: galopan a topar con el caballo pero no empujan, se dejan pegar y salen sueltas de la suerte y en la muleta tienen nobleza y bondad con un tranco tranquilo, se les pueden dar muchos pases con una comodidad desconocida hasta ahora, pero exigen mando, no están aborregadas y ahí es donde el torero debe tirar de oficio.
La excepción ha sido el cuarto toro de nombre Malagueño (qué casualidad) cárdeno claro y cuya lidia le ha correspondido a Rafaelillo torero épico donde los haya al que le gusta enfrentarse a toros fieros y así lo ha demostrado esta tarde: Malagueño ha sacado el carácter de los Adolfos de antes, ha recibido tres varas, cosa inusitada hoy día, y aunque en el tercio de banderillas no ha desarrollado instinto, en cuanto ha llegado a la muleta ha dejado claro que no tenía buenos modales, ponerse frente a él iba a ser arriesgado porque medía a su lidiador desde el primer pase, se volvía con rapidez y buscaba al que manejaba la muleta. Muy complicado ha sido el pitón derecho que no ha ofrecido posibilidad de lucimiento a Rafaelillo aunque le ha obligado a entrar en la muleta a regañadientes. Por el pitón izquierdo parecía que igualmente iba a resultar imposible pero ahí es donde Rafaelillo ha tirado de valor y le ha plantado cara con una decisión y una dosis de energía que inmediatamente ha transcendido a los tendidos pendientes del más leve movimiento en la arena. Ha arriesgado como nadie lo había hecho hasta ahora en esta feria y ha sometido al toro. Aún después de recoger el estoque de acero le ha sacado los mejores naturales de toda la tarde. Un pinchazo en todo lo alto y una estocada algo trasera han acabado con la vida de este excelente toro que nos ha traído sensaciones de antaño, cuando estas alimañas apeaban a los picadores, sembraban el pánico en las cuadrillas en el tercio de banderillas y buscaban los talones de sus matadores después de cada pase de muleta.
El resto del encierro suavote y casi dócil no ha sido aprovechado por Castella que ha estado indeciso y medroso toda la tarde ni por Escribano que ha puesto siete pares de banderillas y sólo en el sexto (segundo del quinto toro) ha cuadrado en la cara del toro, ha demostrado mucho valor en los pares desde el estribo con quiebro y saliendo por los adentros así como sus dos portas gayolas, pero con la muleta no ha sabido domeñar a sus oponentes.
Tampoco Rafaelillo se ha mostrado decidido con el primero, lo que nos ha llamado mucho la atención, pero ha corregido su disposición definitivamente en el cuarto al que no le ha cortado una oreja muy solicitada por la plaza, por decisión, injusta a nuestro parecer, del Presidente.
Jandro
lunes, 30 de mayo de 2016
No soy ciego, Castella fue muy templado y merecia màs que un saludo.
ResponderEliminarJean
No soy ciego, Castella fue muy templado y merecia màs que un saludo.
ResponderEliminarJean