No
creo que nada rayase la perfección, hoy, en Alès, pero el mérito
fue la cosa más compartida por todos en esta corrida del Curé de
Valverde. Toros hermosos, fuertes, duros, bravos, complicados.
Toreables, sin embargo, si torear significa osar meterse frente a un
animal que no te quiere, imponerle embestidas cuando y donde lo
deseas e intentar matarlo con máxima dignidad. No fueron acuarelas
de señoritas desocupadas, las faenas de Octavio Chacón, Alberto
Lamelas y Javier Cortés, más bien pinturas rupestres de guerreros
hambrientos. Y el público, bajo la lluvia fría,también tuvo mérito.
Hay corridas sin perfecciones que merecen la máxima admiración. La mía, por lo menos
Hay corridas sin perfecciones que merecen la máxima admiración. La mía, por lo menos
Jack Coursier.
Foto: Aplausos
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