sábado, noviembre 30, 2013

Sobre la crítica taurina que padecemos


"La crítica ha perdido totalmente su misión orientadora del público, la de contrariarle sus gustos, que es lo principal, aunque la menos grata, y ahora son muchos los aficionados que ya no leen las reseñas, lo cual hace treinta años era inconcebible, porque echan de menos ese tono serio de reprimenda paternal"

L. Fernández Salcedo

"el periodismo taurino está limitado a ser el corifeo de los empresarios, toreros, o ciertos ganaderos que puedan permitírselo. Es decir, está subvencionado por el propio estamento taurino. Desgraciadamente, hay una falta de esa visión crítica, que todos anhelamos, como parte sustancial de lo que es la información.
(...)La fiesta de los toros vive refugiada desde el punto de vista informativo en una serie de medios que cada vez más el aficionado no consulta -pero que sí sirven para marcar la opinión del público en general- y en una serie de blogs con muy poca audiencia. Por tanto, se produce un mayor divorcio y separación entre el aficionado y público en general, circunstancia que propicia la posibilidad más fehaciente de manipular a ese público "

"Antaño la crítica especializada se situaba siempre del lado de los aficionados; ellos mismos eran aficionados que se habían formado entre sus filas, ejercían la crítica más como afición que como profesión. Sin embargo, en los últimos años y con muy honrosas y salvables excepciones, parece que la mayor parte de la industria de la información se apoya más en los intereses de los profesionales que del lado de los aficionados, y han llegado a denostar, zaherir y atacar a aquellos grupos del público que defienden con ardor sus intereses, o el precio de sus entradas… de las que viven todos. Sistemáticas campañas en contra de la afición y de que ésta reclame sus derechos, la presencia de los toros, la retirada de la lidia de reses inválidas, incluso –con mayor o menor oportunidad- la ética del toreo, han dado sus frutos." 

Rafael Cabrera

1 comentario:

  1. No exageremos. La crítica ha sido en general siempre bastante corrupta. Digamos aquella famosa anécdota de Curro Fetén cuando decía de un torero: Fulano no manda... y si manda, aquí no llega"; Lozano Sevilla -crítico de TVE y taquígrafo de Franco- fue cesado fulminantemente por un famoso brindis de Jaime Ostos; la caterva de los "sobrecogedores" en una época en que las propinas de los toreros completaban sus menguados ingresos; el mismísimo Corrochano... componen un retrato que no se compadece mucho con lo que se postula. Más bien habría que decir que los críticos honrados a lo largo de la historia, y especialmente desde que la crítica se especializa, no han sido una legión precisamente.

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