martes, noviembre 05, 2013

No se engañen

¡Pero vamos a ver! ¿Qué  pasa en México? ¿Qué pasa en la Monumental, en Aguascalientes? ¿Es que allí hay algo distinto de lo que ocurre en otros lados?

Da la sensación de que o bien estamos mirando constantemente para otro lado, o de que no nos enteramos de lo que pasa alrededor, porque lo que está ocurriendo en México es exactamente lo mismo que lo que está sucediendo en todos los demás sitios. 
 
En España, sin ir más lejos, todas las ferias -Madrid incluida- están basadas en la palmaria ausencia o rechazo del toro, sustituido constantemente por aquí y por allá por un asqueroso bóvido bobalicón, renqueante y muy, muy tonto. Desde Valdemorillo hasta Jaén, salvo veinte corridas mal contadas en cuatro sitios que ya nos conocemos, el toro de empuje, de vigor, de venirse arriba, de aprender, de no dejarse ganar la partida, de peligro, de incertidumbre, está completamente extinguido y, además por todas partes nos quieren convencer de que no lo demanda nadie, salvo cuatro chalados. Y lo malo es que lo mismo llevan razón.

A cambio de expulsar de la plaza al toro, el que mete miedo a los toreros y a los espectadores, los de la tele, los de los periódicos, los de la radio, todo ese conglomerado, en suma, al que denominamos genéricamente los cerreuves, han sido capaces de convencer al público de que a cambio de renunciar al toro se gana la posibilidad de asistir a un espectáculo de tipo cultural/artístico/gastronómico. Cultural porque siempre suelen hacer una cutre exposición en la plaza o sus aledaños; artístico porque dicen que todo ese postureo monflorita en que ha devenido el toreo es arte y, en fin, gastronómico porque la mayoría de los que van a la plaza a lo que realmente van es a papear

José Ramón Márquez (Aquí el post completo)

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