Pero hubo más, claro que sí: la demostración evidente de que el toro sigue siendo el mismo animal feble, bueno y con cara de bobo, que desprende buenas intenciones y produce mucha lástima; ese toro que abunda como una maliciosa plaga en los campos y que amenaza con acabar definitivamente con este espectáculo. Ese toro de hoy no sirve para esta fiesta eterna basada en la casta, en la fiereza y en la bravura de un animal poderoso y retador que produce miedo y eleva a la gloria al matador que consiga vencer en la ardiente pelea.
Pero ahora no hay pelea; ni siquiera, una riña. Todo lo más, un manoteo de patio de colegio infantil e insulso.
Antonio Lorca en la crónica "Una corrida sin memoria"
Antonio Lorca en la crónica "Una corrida sin memoria"
-¿Y las figuras?
-¿A quién puede importar?
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