viernes, febrero 27, 2009

El gran negocio de los antitaurinos (André Viard)

Seguimos con el pregón del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo:
EL GRAN NEGOCIO DE LOS ANTITAURINOS
Aquí, en Ciudad Rodrigo, la Fiesta sigue afortunadamente cerca de su esencia popular sin que ninguna deriva económica haya dañado su ética.
Aquí se siguen anteponiendo valores ejemplarios en este mundo consumerista y virtual en el cual la única meta parece ser el provecho a corto plazo y en el cual el afán de lucro lo justifica todo.
Si yo fuera un político cínico y ambicioso ahora mismo en España, también me metería con los toros.
Es un negocio muy rentable.
Basta con unas palabras antitaurinas para hacerse famoso ostentando progresismo y modernidad.
Y los malos somos nosotros.
Los formales son aquellos que pretendiendo imponer una moral animalitaria, erigen al toro en víctima de nuestra supuesta crueldad.
¿ Pero quiénes son estos nuevos moralistas ?
Unos listos que hacen negocio de la credulidad y que sacan provecho del odio que siembran.
En Francia los hemos puesto en evidencia, obligando a la presidente de la Sociedad protectora de animales de París a confesar públicamente que en un sólo año mataban en sus refugios más de 100.000 perros domésticos… cuando nosotros lidiamos 700 toros.
Sociedades protectoras de animales, en Francia, las hay 250.
¡ Imagínense cuántos animalitos domésticos mueren cada año en sus jaulas, cuando recaudan al mismo tiempo cientos de millones de euros para supuestamente salvarlos !
Este es el gran negocio de los anti taurinos : presentarnos como los seres más indignos y crueles de la especie humana, para que nadie se entere de lo que pasa en sus refugios.
Esta moral nos viene de los Estados Unidos donde también han inventado este capitalismo voraz que está acabando con la economía mundial y que echa a millones de ciudadanos en paro.
Ahí también han inventado el concepto de economía virtual basada, no en las riquezas que uno produce, sino en las deudas insolventes que se acumulan y cuyo negocio se está acabando, hundiendo con él las esperanzas de millones de ciudadanos y oscureciendo para largos años el panorama mundial.
De ahí nos viene la moral animalitaria que pretende acabar con nuestra cultura, con nuestra identidad.
Y esto también es negocio.
Porque para los activistas de la PETA, por ejemplo, la única meta es conseguir que las imágenes de las protestas con gente desnuda que organizan delante de nuestras plazas se difundan en el mundo entero, lo cual les permite recaudar fondos.
La miseria de los animalitos abandonados es negocio.
Y para que prospere, hay que designar a la vindicta pública a unos chivos expiatorios inmundos.
Este papel nos toca a nosotros ahora.
Nos tachan de crueldad para pasar el guante.
Este es el gran negocio de los anti taurinos.
¡ Basta con tanta mentira ¡
No, señoras y señores anti taurinos, no amáis a los animales más que nosotros !
¡ Y tampoco los respetáis !
Respetarlos es respetar su identidad.
Y de todo el reino animal, el toro, gracias a la Fiesta, es uno de los pocos ejemplos en haber conservado su especificad a través de los milenios.
La normalidad, para el heredero del Auroch que es el toro, es la naturaleza salvaje. Lo anormal, es la domesticación que ha desembocado en la vaca lechera, el buey sumiso al yunco o el ternero de matadero.
Basta con tanto cinismo. Nosotros, aficionados, asumimos que el reino animal haya entrado en este estado de dependencia : nos gusta comer carne, nos gusta vestir de cuero o de piel y a veces nos gusta cazar o pescar.
No nos gusta que sufran estas especies cuya muerte es necesaria a nuestro bienestar. Pero asumimos su muerte tal como asumimos la nuestra.
Al bienestar del animal anteponemos el bienestar del hombre y nuestra responsabilidad debe manifestarse en el trato adaptado que destinamos a cada especie.
¡ El toro bravo no es un perrito de salón ni un pollo de granja !
Y la mejor prueba del trato privilegiado que le damos es que nos vestimos de luces para darle la muerte, arriesgando nuestra propia vida.
En cuanto a los políticos que se prestan a las maniobras anti taurinas, sólo les debemos decir que no les votamos para que nos amarguen la vida.
Les votamos para que nos libren de la crisis, les votamos para que nos libren del paro, les votamos para que se preocupen del hambre, de la miseria, de la violencia y de la desesperanza que invaden nuestras calles.
Les votamos para que imaginen un mundo mejor en el cual nuestros hijos vivirán mejor que nosotros ¡ no peor ! lo que sería el caso si nos privan de nuestra identidad y de nuestra memoria.
Y si la tarea les parece demasiado ardua, ¡ pues que se dediquen a otra cosa y que nos dejen en paz !
Foto: David Cordero

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