jueves, marzo 15, 2007

Sobre los pasodobles


La verdad, salvo alguna excepción, no los soporto.

6 comentarios:

  1. A mí me encantan (Marcial...eres el más grande...); lo que me sulfura es que sirvan de hilo musical al simulacro de la burra afeitá y el señor de luces poniéndose bonito. Por eso me gusta que en Madrid sólo amenicen cuando el Toro no está.

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  2. a MI ME CHIFLAN,es mas cuando se van los jefes de la mina pongo el loro a toda castaña y moros cristianos y animistas le dan caña a ritmo de Epaña cañi.

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  3. Os recomiendo un pasodoble bellísimo y muy poco conocido: escribid "MAESTRO TEJERA JUNCAL" en el buscador del Emule y descargadla (como muchos estaréis pensando, es una versión del tema principal de la película "Juncal" de Jaime de Armiñán).

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  4. Me encantan Nerva y Dávila Miura.

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  5. Esa foto es de la Plaza de Toros de Pegalajar en Jaén.Fijo,estoy super convencido.
    Efectivamente,el "Juncal","Nerva" y "Dávila Miura" son tremendos.El sólo de "Dávila Miura" es imponente.
    A mí particularmente me gusta muchísimo "Churumbelerías" y "Ragón Falez" porque son oriundos de mi ciudad y su banda de música.
    Pasodoble bonito,bonito y majestuoso:"Martín AgÜero"
    A mí si que me encantan los pasodobles.

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  6. Yo pensaba peor que tú, Javier, pero después de escuchar un solo de corneta en La Maestranza al compás de un Toro de Cuadri, roto de casta en unos vuelos que peinaban el albero...¡ qué emoción!No me quedó más remedio que rendirme al encanto de un pasadoble.
    Ahora bien, está claro que en la inmensa mayoría de plazas la cosa no tiene nada que ver.
    Sevilla es otro mundo.

    Otra variante que me encantó y me sorprendió fue la que escuché este verano en Dax. La banda tocó primorosamente una especie de opereta al son del temple de Castella,frente a un burraco de Victoriano del Río, bravo y NOBLE( como le gustan al Marqués)en muletazos interminables. Pero claro, ponerle música a la mejor faena que ví en toda la temporada (con permiso de Morante en Pucela), es más fácil.
    Además, los gabachos lo acompañaron todo con unas palmas de tango tan emotivas como expontáneas y hasta yo aplaudía, joer, ¡qué bonito!

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