"Tomo nota, que decía mi inolvidable amigo Paco Rabal en el imborrable Juncal. Tomo nota de Daniel Ruiz, hijo, y tómenla también los aficionados por si las palabras pasaran a mayores.En la calle, a la entrada de la cafetería San Siro, sitio noble de taurinos durante la Feria del Pilar, me ha parado alguien que dice ser y llamarse Daniel Ruiz, hijo de Daniel Ruiz, ganadero ilustre de Albacete; con autoridad, con segura prepotencia. Y con toques en el hombro de intensidad creciente. Está cabreado porque he llamado a Daniel Ruiz afeitador; no tolerarán que se lo llame más.
Espero, dice, que no haya segunda vez. Se equivoca Daniel Ruiz, hijo, porque la de ayer no es la primera vez que se lo llamo.Y puede, por desgracia, que haya una segunda, una tercera, una cuarta o las que hagan falta. A mí también me gustaría que fuese la última; mas no por la amenaza de Daniel Ruiz, hijo, sino por la integridad virgen de sus toros. Daniel Ruiz, hijo, se crece a lo largo de su vibrante monólogo: «ni una vez más, ¿entiendes?»"
Espero, dice, que no haya segunda vez. Se equivoca Daniel Ruiz, hijo, porque la de ayer no es la primera vez que se lo llamo.Y puede, por desgracia, que haya una segunda, una tercera, una cuarta o las que hagan falta. A mí también me gustaría que fuese la última; mas no por la amenaza de Daniel Ruiz, hijo, sino por la integridad virgen de sus toros. Daniel Ruiz, hijo, se crece a lo largo de su vibrante monólogo: «ni una vez más, ¿entiendes?»"
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