Navalón,
con sus sombras y sus luces era un critico de verdad, pues ademas de
juzgar y opinar, explicaba el sentido profundo de sus juicios. Eso
quiere decir la palabra "critica". Sin embargo hay un
sentido de sus criticas que no se expone en sus magníficos textos:
¿Cuál es la razón última para que el torero tenga que adelantar la
pierna de salida o citar dando el medio pecho?. La razón no es otra
que la ética. Es la ética insoslayable del torero, la que al ser
consciente de la mortificación y sacrificio del toro, le obliga a
exponer su propia integridad y hasta su vida. Es precisamente la
ética el camino de la belleza. La verdad es belleza, aunque no
siempre la belleza es verdad. En esa aparente paradoja se expresa la
situación actual de la tauromaquia. La única defensa posible del la
tauromaquia frente a los animalístas es precisamente la "ética"
del toreo. La ética que guiaba a Rincón y Antoñete a cargar la
suerte a toro arrancado. La ética de respetar al animal, hasta el
punto de arriesgar la propia vida.
JUANSINTIERRA
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