Si escribo estas cuatro letras es porque quiero contar a mis amigos que en una plaza Navarra de tercera pude ver el TORO que me gusta, un toro de plaza de primera por hechuras y trapio y digno de poder llamarlo “EL TORO”, sí, ese animal que andamos buscando los aficionados y muchos nos quieren robar. Recibió dos puyazos descomunales, los tomó con fijeza, cabeza baja y metiendo riñones, y un tercero por si acaso, que lo tomó igual (aquí eche en falta a Castaño para poder gozar de lo que podía haber sido la suerte de varas por antonomasia, pero por cierto se cayó del cartel después de torear en Dax el día anterior). En banderillas pronto, y en la muleta humillando, metiendo la cabeza por los dos pitones, y lo más importante sin ser “colaborador”. Y una estampa que me emocionó: al finalizar la faena de muleta e ir el matador a por la espada el TORO permanecía en centro del ruedo con la boca cerrada pidiendo pelea. Ni que decir tiene que no la encontró. Merecedor de la vuelta al ruedo como mínimo en cualquier plaza. Otros se han indultado por muchísimo menos.
Ernesto J. Madorrán en El Chofre
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