Por fin, apareció el buen toreo; y el toro de calidad. Por fin, se pudo disfrutar la nobleza encastada de un animal de largo recorrido, de embestida repetidora, que acudía al cite humillado y fijo en la tela; por fin, apareció un torero bien plantado, ortodoxo y con las ideas claras, que hizo el toreo de verdad, especialmente por el lado derecho, largo y hondo, sin concesiones a la galería, que si bien tardó en llegar a este público festivo, convenció a todos de que ese y no otro es el fundamento de esta fiesta.
Antonio Lorca
Foto: Diario de Navarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario