jueves, octubre 16, 2008

En defensa de la integridad de la fiesta (Rafael Cabrera)

En la página de La Cope. Copio varios extratos:
- Ya es triste que tengamos que ver a lo que antaño supusiera una fiera a la que había que dominar, cayéndose sin cesar, sin aguantarse en pie más que a duras penas, entrando y pasando en la muleta en un triste devenir cansino y preagónico, para tener que, encima, salir a la palestra en la defensa de la fiesta de siempre.
- La tauromaquia tiene unos principios inconmovibles desde su misma existencia: la presencia de un toro que acomete, bravo o manso, pero con casta, trapío y edad; y la existencia de un torero –en el caso que nos ocupa de a pie-, capaz de afrontar con honestidad y verdad el riesgo de lidiar frente a una fiera. Esa honestidad y verdad no se basa exclusivamente en su simple presencia en el ruedo, ni en lancearlo de cualquier manera –yo mismo he dado trapazos a una vaca, o sorteado un novillo-, sino en afrontar ese peligro –materialización del riesgo- conforme a unas bases que son las que distinguen el mérito de lo que carece de él, o que lo aquilata en bastante menos peso específico.
-El pase ideal, el utópico, la perfección –siempre en virtud del toro que se tenga delante-, sería aquel en el que el diestro se sitúa en la rectitud del toro, algo sesgado el cuerpo, le cita con la muleta por delante, le embarca antes de llegar al cuerpo del lidiador, carga en ese momento la suerte, templa, para y manda, llevándolo en redondo –si es posible y el toro lo aguanta-, y remata en la espalda el pase, permitiéndole así ligar una serie de muletazos, antes de finalizar ésta con el obligado de pecho, un recorte o medio pase –trinchera, firma, desprecio o cualquiera de su estirpe-. Eso, oigan, es probable que nunca lo hiciese a la perfección Frascuelo, quizá en algún momento lo lograse Lagartijo, es más que probable que lo hiciera Guerrita, Bombita o Pastor, pero lo lograron José y Juan, y de ahí en adelante lo han verificado otros muchos espadas. Incluso lo hemos visto y alabado esta misma temporada. ¡Ya me dirán ustedes, que defensa es esta de la tauromaquia decimonónica!
-Las tres últimas(Tauromaquias), que recomiendo lean muy detenidamente algunos demagogos, son fundamentales para conocer el estado de la fiesta en la SEGUNDA MITAD del siglo XX, del VEINTE –repito-, la de Domino Ortega, dictada en el Ateneo madrileño, “El Arte del Toreo”; la de Rafael Ortega “El Toreo Puro”, o la de el propio Marcial Lalanda “Tauromaquia”, estas últimas escritas en 1986 y 1987 y por lo tanto ABSOLUTAMENTE CONTEMPORÁNEAS.. Es más fácil criticar demagógicamente, desde luego, que leerlas, recurriendo al tópico, pero confío en la inteligencia y buena voluntad de los aficionados, para que sepan entender lo que es la fiesta auténtica y no sucedáneos al uso, por más que el público que llena las plazas pueda aplaudir tal o cual cosa.
Foto: David Cordero

5 comentarios:

  1. ¡Asombroso!: En el dicactico e interesante texto de Cabrera hay una afirmación que demanda ampliación. Dice Cabreara que esta temporada ha visto a algún torero, cargar la suerte a toro arrancado. Es urgente que este gran critico de información acerca de este raro fenómeno, tan milagroso y único como el crecimiento nocturno de la pierna del"Cojo de Calanda". ¿Quien fue el torero que cargó la suerte a toro arrancado?,¿en que plaza se produjo? ¿como es posible que si eso es cierto, no dieran noticia de él los telediarios de todo el mundo?. Éntiendase: no es que ponga en duda las afirmaciones de Cabrera, cuya profesionalidad y buen juicio, valoro, pero esa afirmación tan rotunda, de ser cierta, deberia haber conmovido instantaneamente la vida del planeta taurino, como un terremoto.
    Juansintierra

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  2. Lo que conmovería instantáneamente la vida del planeta taurino sería que el Sr. Aguado lo leyera y encima aprendiera algo, eso sí que sería un milagro y no el del cojo aragonés.

    Oselito.

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  3. Lo peor es que Aguado seguro que lo sabe,...pero su "fiesta" y su trabajo es otro

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  4. Eso, tan bien descrito por D. Rafael, es ni más ni menos lo que queremos y defendemos los chicos y chicas "antigüos"
    Pgmacias

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  5. Dice también Rafael Cabrera, y dice bien:

    "Habrá, pues, que profundizar en el conocimiento de la tauromaquia, seguir con espíritu limpio y abierto aprendiendo día a día, y admitiendo que en ocasiones el de enfrente puede argumentar sólidamente, sin necesidad de recurrir a la demagogia de a cuatro céntimos el kilo, en cuyo caso bienvenido sea"

    Hay que ver toros.

    Y hay que escuchar a los que saben de toros.

    Y después hay que leer, leer y leer sobre toros.

    Y recordar, y darle una vuelta y otra después.

    Y llegar a la conclusión de que no es tan fácil. Que a más simplicidad más dificultad.

    Y así un día, otro y otro más.

    Y así siempre.

    Y después opinar.

    Y seguir aprendiendo.

    Porque la tauromaquia no es una ciencia exacta. Ni un juego.

    Porque la tauromaquia es épica y es arte.

    Y tras éstos siempre reside el misterio.

    “Un torero no es un trapecista ni un boxeador, es un artista. Belmonte decía que el toreo es una actividad del espíritu”. (Entrevista a Antonio Caballero, Babelia, 17-05-2003).

    “El valor verdadero es una actitud espiritual ante la muerte” (José Bergamín: El cohete y la estrella).

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