Escribió Joaquín Vidal:
Asi se viene a Madrid
Plaza de Las Ventas, 30 de mayo. 23ª corrida de feria. Lleno.
¡Enhorabuena, ganadero!", gritó alguien desde los tendidos de sol, ya avanzada la corrida. Y el resto de la plaza se unió a la felicitación. El ganadero merecía todos los parabienes por el esmero con que seleccionó sus reses, por la casta que exhibieron a lo largo de la lidia, e incluso por la bravura, que tuvo su mejor exponente en el quinto toro.Toro-torazo, más bien, ese quinto de la tarde, serio, cuajado y hondo; romaneador, peleón y fijo en la embestida durante su pelea con la plaza montada, que le metió cuatro varas y aún habría soportado más si no llegan a ser varas ole varapalo, bárbaras varas, descuartizadoras y asesinas. Sí señor: así se viene a Madrid. Así vienen a Madrid los ganaderos buenos; los ganaderos escrupulosos, los que tienen sentido de la responsabilidad, amor a la fiesta y son conscientes de que este espectáculo exclusivo que constituye el arte del toreo sólo puede: desarrolarse en plenitud si se conservan en pureza las características esenciales del toro bravo.
La afición madrileña se apercibió en seguida del festival de casta que estaban ofreciendo los toros, siguió con interés su lidia, calibró los distintos grados de bravura en la medida que la brutal torpeza de los picadores lo permit ía y reaccionó finalmente con verdadera emoción y agradecimiento, aplaudiendo largamente al mayoral y obligándole a que saliera. a saludar.Hubo de ser por la fuerza, pues se resistía, y el hombre -incrédulo y quizá tímido, según les suele ocurrir a la gente de campo cuando la trasplantan a la urbe, bien que a su pesar - se limitaba a dar cabezadas y mover la manita desde el callejón.Empleados de la plaza abrieron entonces una puerta, lo sacaron a empujones y entonces el mayoral no tuvo más remedio que salir al tercio, ponerse marchoso y saludar sombrero en mano. Estampa torera la del mayoral, que no se ve ía en Madrid desde hace mucho tiempo.
La afición madrileña se apercibió en seguida del festival de casta que estaban ofreciendo los toros, siguió con interés su lidia, calibró los distintos grados de bravura en la medida que la brutal torpeza de los picadores lo permit ía y reaccionó finalmente con verdadera emoción y agradecimiento, aplaudiendo largamente al mayoral y obligándole a que saliera. a saludar.Hubo de ser por la fuerza, pues se resistía, y el hombre -incrédulo y quizá tímido, según les suele ocurrir a la gente de campo cuando la trasplantan a la urbe, bien que a su pesar - se limitaba a dar cabezadas y mover la manita desde el callejón.Empleados de la plaza abrieron entonces una puerta, lo sacaron a empujones y entonces el mayoral no tuvo más remedio que salir al tercio, ponerse marchoso y saludar sombrero en mano. Estampa torera la del mayoral, que no se ve ía en Madrid desde hace mucho tiempo.
El texto lo he encontrado en Campos y Ruedos
Hace unos días tuve la suerte de ver un dvd sobre 4 ganaderías históricas (Prieto de la Cal, Concha y Sierra, Osborne y la referida en este post). Durante 120 minutos puede uno disfrutar de los ejemplares tan característicos y tab bellos de estas 4 ganaderías. Hay un momento en el que hablan con Don José, el mayoral de Cuadri al que Don Fernando le atribuye el 80% de la ganadería, y dice grandioso hombre de campo que nació en la casa y que tan solo ha faltado de ella para hacer la mili y 8 días de permiso cuando se casó, esos 8 días han sido sus únicas vacaciones en su vida, ahí es nada.
ResponderEliminarSi tenéis oportunidad de ver el dvd estoy seguro que os va a encantar. Un abrazo a todos y mucha suerte a esta familia ganadera en esta temporada.
En La Antilla paso su luna de miel, y creo que fueron sólo 7 días, pero tengo que desmentir que sea un hombre Don José, es un centauro.
ResponderEliminarCuando me contó D. José lo de sus vacaciones en La Antilla, (pueblo costero de Huelva), yo le estaba entendiendo Las Antillas , islas del caribe, y no salía de mi asombro. ¡siete días de vacaciones y se va hasta Las Antillas.!
ResponderEliminar¿Para cuando los de Adolfo en Sevilla?
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