Llama la atención que, ante la basura de triferias que nos han montado sin que ellos hayan rechistado, los revistosos se rasguen ahora las vestiduras con la ruin orejilla ‘hurtada’ al niño eterno, dejando al aire sus vergüenzas de pésimos críticos y peores aficionados. Porque la verdad es que su enfado sólo sirve para demostrar que ellos, al igual que su torero, necesitan las orejas como la vida, para demostrar su grandeza de cortador de orejas, dado que nadie recordará ni un solo pase de su ‘gran faena’ del sábado pasado
José Ramón Márquez
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NOTA AÑADIDA: Copio a Rosa Jiménez Cano:
Mucho ruido y poco toreo. Mucho revuelo pero poca reivindicación. Que no le dieran una oreja a El Juli no tendría que ser noticia. No hay una conjura de presidentes lo que hubo, y casi se puede decir que fue una excepción, fue rigor en el palco. Ojalá siempre se actuase así.
La diferencia estriba en que la prensa se ha volcado del lado del torero y su supuesto robo. Venga a denunciar. ¿Por qué no se denuncian muchas otras cosas mucho más graves y trascendentes para el toreo?
Mas razon que un santo.
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