Del libro "Crìmenes Ejemplares" de Max Aub extraigo el siguiente relato:
"¡Habìa empezado la lidia del primer toro! ¡Ya estaban los picadores en el ruedo! ¡Yo iba a ver torear a Armilla! ¡Los demàs me tenìan sin cuidado! ¡Aquel acomodador era un imbècil! ¿ Voy a ser responsable de la idiotez de los demàs? ¡A dònde ìbamos a parar! Tenìa el nùmero veinticinco de la sèptima fila y aquel asno con brazalete me llevò al doscientos veinticinco!. ¡Del otro lado de la plaza ! La gente empezò a chillarme. ¿ Dònde me iba a sentar si aquel desgraciado se habìa equivocado y la plaza estaba llena a reventar? Reclamè, intentè explicarme. Se quiso escabullir . La gente me insultaba. ¡ Y oì la ovaciòn! ¡Y no habìa visto el quite! Me dio tal rabia que lo tirè tendido abajo. ¿Que se fracturò la base del cràneo? ¡Què tengo que ver yo con eso! ¡ Si cada uno cumpliera con su obligaciòn! Bastante castigo tengo con no haber visto la corrida."
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