Tal y como escribì ayer, yo vi torear a Manzanares un 22 de agosto de 1993 en la plaza de la Malagueta.
Sobre aquella tarde escribiò Fernando Bergamìn:
"¿ De dònde llegaba esa verdad de Manzanares a esta ùltima Feria malagueña de agosto? Lo escribì por entonces: "Lo mejor de sì mismo y de su toreo". Esta vez no fue una verdad discutible como en otras ocasiones en este importante torero. La belleza de su toreo de Màlaga no quedaba pendiente o sacrificada a la pureza de las suertes, porque su sentimiento creador habìa conseguido elevarse ... y entrar a travès de la inspiraciòn, en esa invenciòn que evidencia lo màs transcendente tal vez de este arte efìmero : el decir "personal" y ùnico de la emociòn creadora. No creo que merezca la pena fragmentar o explicar unas faenas que alcazaron siempre tal plenitud de creaciòn torera. En cualquier caso, pienso que Manzanares es un torero que podrìa llegar màs veces a la emociòn del arte tambièn desde el autèntico riesgo del toreo puro. Porque sabe ejecutarlo con el don y, como dirìa el entrañable Cañavete, con el empaque de los elejidos"
Luego seguì a Manzanares por diversas plazas. Solo vì trampas.
Yo recuerdo una tarde en Málaga, con Curro, Joselito y J. Tomás inolvidable. Pero no me acuerdo ni de los toros (serían bodegueros) ni del año...
ResponderEliminarPues yo lo ví el 16 de Julio de 1988 en Ronda con los cables totalmente cruzados despachar como único espada una corrida concurso de ganaderías (Murube, Buendía, Hros. Carlos Núñez, María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, Jandilla y Torrestrella) y no se puede estar más torero. Lidió extraordinariamente, con el capote inspiradísimo en los diecinueve quites que hizo (todos los toros fueron tres veces al caballo excepto el pedrajas que fue cuatro), y con la muleta estuvo con esa difícil facilidad de los elegidos, especialmente con el "pedrajas", verdaderamente bravo, que finalmente fué indultado. Me quedó un extraordinario recuerdo de un Manzanares, no ya artista, sino lidiador, con una claridad de ideas apabullante, eficaz, sobrio y con un oficio que ya quisieran muchos.
ResponderEliminarOtros recuerdos de aquella tarde:
- hacía un calor aplastante y Manzanares se cambió el vestío después de matar al tercero (es la única vez que lo he visto)
- La cuarta vez que el pedrajas fué al caballo Manuel Carrasco lo "picó" con el regatón.
- Una vez indultado el toro no hubo forma de meterlo para adentro y hubo que enlazarlo por lo pitones y meterlo en los chiqueros a la fuerza tirando de una soga entre no se sabe cuanta gente.
- La gran cantidad de aficionados franceses que acudieron a ver a Manzanares y eso que las entradas no eran precisamente baratas (un sol alto a 3.000 pesetas de las 1.988).