Estamos hartos de protestar, de que nos llamen reventadores, talibanes, etc..... No solo debemos protestar el 7, porque el 7 es todo aquel que no esta de acuerdo con lo que ve, y debe defender el espectaculo por el que ha pagado, sin sentirse estafado y engañado, se siente en el 7 o en cualquier otro tendido de la plaza. Ayer se nos dijo, que habiamos faltado el respeto al resto de la plaza por llamarles "ignorantes", cuando ellos nos increparon cuando empleamos nuestro derecho a discrepar con lo que habiamos visto en la plaza y a defender aquello que tanto nos apasiona y que es el toreo de verdad y el toro integro y por su puesto la exigencia que deberia tener Madrid.
El 7 se ha quedado sin ganas de nada, pues nadie apoya y solo quedamos un pequeño reducto, porque el resto emigró cansado de que nos tomen el pelo y tristes por que Madrid ya no es Madrid.¡ESTO SE VA AL GARETE!
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Nota: este texto nos ha llegado vía comentario
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Sirvan estas lineas desde un aficionado reciente que aprende de este gran espectaculo de gente muy critica.
ResponderEliminarSolo quiero decir,que debemos ser conscientes de la evolcion en muchos aspectos de la vida,or ejemplo hace 30 años,se llegaban a trabajar 14 horas muy facilmente en muchisimos puestso, hoy dia la media no sube de las 10 horas,con esto quiero decir, que el toro evoluciona en favor de la perdida de casta,por que los matadores no quieren jugarsela igual k hace 30 años se la jugaban,y esto no va cambiar al igual que ahora la media de horas en el tajo no va a subir, pero bien es cierto que la evolucion puede convertirse en abolicion, como paso con el paro, por ello pido desde aqui que la gente sea un poco mas generosa en favor del publico novel, para que un dia pueda ser un publico fiel,sino el publico antes o despues estara en paro.
Sin que por ello, deje de pedir que el picador pinche, que el capote existe,y que las orejas sean orejas cuando lo merezcan.
Javier:
ResponderEliminarEsa forma de intolerancia se extiende cada día más en las plazas de toros, que algún día fueron los escenarios más democráticos, en los que por su forma circular, la visión desde un punto determinado, era equidistante para todos y por la otra, cada quién tenía derecho a su propia opinión.
Hogaño, parece, ya no se tiene derecho más que a plegarse a los dictados o de "las voces oficiales" de esto, o a las de "las mayorías", sin importar lo que tú, yo, o cualquiera piense o crea de un tema cualquiera.
No obstante, sigo considerando como aquél personaje de la obra de Ibsen, "Un Enemigo del Pueblo", que en esto y en otras muchas cosas: "la mayoría no tiene la razón". Al menos no necesariamente.
Saludos desde Aguascalientes, México.