"Ya saben ustedes que una de mis constantes preocupaciones es la defensa de la dignidad e integridad del toro bravo, único sustento sobre el que puede asentarse la fiesta en pleno siglo XXI. Sólo asegurando tal dignidad e integridad podemos seguir defendiendo el festejo taurino mayor, fundamentado en el riesgo que para el torero supone exponerse cara a cara a un animal fiero e indómito, una verdadera fuerza de la naturalez, a la que hay que someter, dominar, conducir por donde no quiere (en inmortal frase de Domingo Ortega) y hacerlo con la estética, clase y gusto que hoy resultan imprescindibles en buena medida (aunque no de manera basoluta)
Rafael Cabrera
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