Lo ocurrido ayer en Sevilla es una mentira como una casa. Mentirosos los toros y mentirosos los toreros; mentiroso, también, el ganadero, que cosechó un sonoro fracaso. Los toros no eran toros. Lo que salió por chiqueros era un espécimen triste, atribulado, agotado, de cara enfermiza, descastado, inválido, sin recorrido, sin calidad, sin alegría... Además, el encierro fue anovillado, de indecorosa presencia, y con los pitones sospechosamente manipulados algunos de ellos y con un preocupante comportamiento, como si estuvieran enfermos o borrachos.
Nota: Si, la ganadería de Zalduendo es otra de las preferidas por las "figuras", ayer hicieron el paseillo Morante, El Cid y Manzanarers
Foto: Matito (sevilla taurina)
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