En general no encontramos motivos suficientes para que un solo torero se enfrente a seis toros como único espada, si se trata de un diestro en un momento excepcional de forma física y mental, muy capaz y con un amplísimo repertorio de recursos toreros para cumplir en todos los tercios sin resultar monótono ni repetitivo puede ser oportuno, interesante e incluso grandioso, pero de lo contrario el espectáculo ofrecido se convierte en vulgar, aburrido y deprimente.
Sin embargo siempre nos parecen oportunos los mano a mano entre rivales cuando los hay que ya es raro encontrarlos hoy en día y más raro aún que toreen en el mismo cartel.
Desconocemos los motivos de Taurodelta para presentar a Talavante con seis toros esta tarde del Domingo de Resurrección en las Ventas, pero se ha visto claramente que la responsabilidad ha superado al diestro desde el primer momento atenazándole hasta el punto de anular su capacidad de acción. No ha dado un solo pase de interés en toda la tarde ni con capote (ha roto lo menos cuatro) ni con muleta.
Cierto que el ganado de Núñez del Cuvillo no ha ayudado, seis ejemplares típicos de la casa, semidescastados, semiinválidos, con poquísima fuerza y que no aguantan un puyazo pero que siguen los engaños como si estuviesen domesticados. Algunos de bonita lámina.
El desapacible viento que barría la plaza, enfriaba los ánimos y descomponía los engaños tampoco ha colaborado positivamente.
Pero el torero Talavante, que debía venir a lucirse contra viento y marea y haber preparado concienzudamente oportunidad tan importante se ha mostrado totalmente incapaz y sin la presencia de ánimo necesaria para interpretar un solo pase, un solo quite, una sola serie de muleta, un solo estoconazo a la primera.
Ha sido despedido con bronca y almohadillas a pesar de que el público en su mayoría era favorable de entrada pues le ha recibido con cerrada ovación.
Y por cierto, nos ha parecido entrever un cierto intento de copia, un remedo o quizás la inspiración en las formas y los modos de J. T. no sólo en la elección de la ganadería. Lamentable todo, pena de tarde.
Jandro
domingo, 12 de abril de 2009
Sin embargo siempre nos parecen oportunos los mano a mano entre rivales cuando los hay que ya es raro encontrarlos hoy en día y más raro aún que toreen en el mismo cartel.
Desconocemos los motivos de Taurodelta para presentar a Talavante con seis toros esta tarde del Domingo de Resurrección en las Ventas, pero se ha visto claramente que la responsabilidad ha superado al diestro desde el primer momento atenazándole hasta el punto de anular su capacidad de acción. No ha dado un solo pase de interés en toda la tarde ni con capote (ha roto lo menos cuatro) ni con muleta.
Cierto que el ganado de Núñez del Cuvillo no ha ayudado, seis ejemplares típicos de la casa, semidescastados, semiinválidos, con poquísima fuerza y que no aguantan un puyazo pero que siguen los engaños como si estuviesen domesticados. Algunos de bonita lámina.
El desapacible viento que barría la plaza, enfriaba los ánimos y descomponía los engaños tampoco ha colaborado positivamente.
Pero el torero Talavante, que debía venir a lucirse contra viento y marea y haber preparado concienzudamente oportunidad tan importante se ha mostrado totalmente incapaz y sin la presencia de ánimo necesaria para interpretar un solo pase, un solo quite, una sola serie de muleta, un solo estoconazo a la primera.
Ha sido despedido con bronca y almohadillas a pesar de que el público en su mayoría era favorable de entrada pues le ha recibido con cerrada ovación.
Y por cierto, nos ha parecido entrever un cierto intento de copia, un remedo o quizás la inspiración en las formas y los modos de J. T. no sólo en la elección de la ganadería. Lamentable todo, pena de tarde.
Jandro
domingo, 12 de abril de 2009
Foto: Juan Pelegrín
Como siempre relato fiel de lo sucedido y pensamientos alrededor de por qué semejante bodrio y martirio al aficionado...petardo sin paliativos, tomadura de pelo de máximo nivel, el torero, el ganadero que envió una manada de inválidos...y el responsable que para mi no es otro que la empresa al alimón con la CAM... menos mal que mereció la pena por otras cuestiones porque en la plaza no pasó ná de ná, salvo un poco de frío, cabreo por algo a lo que no dábamos crédito, siempre con la esperanza de "a ver si acaso el siguiente..." que hizo que aguantáramos hasta el sexto...insufrible.
ResponderEliminarUn abrazo
Pgmacias