Copio la carta remitida a José Luis Castro de la Asociación Nacional de Mayorales por parte de la Asociación Taurina de Almendralejo y de la Asociación Cultural Taurina Cerro de San Albín en relación al curso impartido el pasado mes de febrero en Moraleja sobre "enfundado de cuernos" para ganaderos, mayorales y vaqueros.
Una carta de casi idéntico texto se remitió al Director de Centro de Formación del Medio Rural de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de Extremadura, don José Luis López García.
"Asociación Nacional de Mayorales
Sr. D. José Luis Castro Jáñez
Asunto : Curso de enfundado de pitones
Estimado Director : Nos dirigimos a Ud., como Director de esa entidad, en primer lugar para felicitarles por la concesión del Trofeo Nacional Cossío año 2008 concedido por la Real Federación Taurina de España por la labor que vienen desarrollando en la formación del personal del campo bravo y en segundo lugar para exponerle nuestra opinión como aficionados extremeños en relación con el reciente Curso de enfundado de pitones que se ha llevado a cabo el pasado día 14 de marzo en el Centro de Formación del Medio Rural perteneciente a la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de la Junta de Extremadura ubicado en Moraleja, llevándose a cabo una jornada de formación de ganaderos y personal auxiliar del campo bravo en las labores de enfundar los pitones de las reses de lidia, realizándose las prácticas en la finca “El Zamarril” (Sánchez Cobaleda) sita en Portaje, todo ello según la información aparecida en los medios de comunicación.
De entrada decirle que como aficionados a la Fiesta de los Toros esta práctica, no regulada en la actual normativa que afecta a la crianza de las reses de lidia, nos parece una manipulación más de las diversas a las que se ve sometido ese bello animal, base fundamental de nuestra Fiesta de los Toros. Suponemos que llevar a cabo este Curso habrá sido motivado por la demanda de los propios asociados a esa entidad, especialmente ganaderos y su personal a instancias de los primeros. El hecho de que exista una demanda de formación en este tema y que muchos ganaderos hayan visto este sistema, con una valoración simplemente económica, como solución a “sus” problemas, no es óbice para que tanto por parte de esa entidad que diriges como por la propia Administración se lleve a cabo un Curso de estas características, lo que supone en alguna medida “oficializar” el asunto, porque es un tema peliagudo en lo que respecta a la posible incidencia que esta fórmula puede tener sobre las astas y el comportamiento de las reses en el ruedo.
Como sin duda conoce hay polémica seria sobre esta cuestión dentro del campo de los propios profesionales veterinarios y ganaderos que consideramos de los más serios en la cabaña de bravo como Victorino Martín, Cuadri, Prieto de la Cal, Miura..., que no utilizan este método, otro como Cebada Gago que ya no las usa, y nos imaginamos que asumirán el riesgo que conlleva esta actividad y ellos también como los demás tendrán en cuenta, por supuesto, el aspecto económico, pero no parece ser el prioritario ni el único que excluya las buenas prácticas de siempre que para minimizar este problema se han llevado a cabo en las ganaderías de reses de lidia en general y en las citadas y en otras que no utilizan tampoco este sistema se siguen utilizando.
Ante este tema de las famosas fundas de los pitones que se ponen a las reses de lidia, costumbre que de forma preocupante poco a poco se va generalizando en el campo bravo, según dicen quienes ya realizan esta práctica, para evitar, con un coste económico asumible, que se deterioren los pitones (en el suelo, el arbolado, las piedras...) y que se produzcan bajas por las cornadas en las peleas, los aficionados poco a poco nos vamos posicionando ante algo que sin duda no es inocuo a la integridad y comportamiento de este bello animal.
Por supuesto que un tema tan espinoso que afecta a todo el entramado de la fiesta, empezando por el protagonista de la fiesta que es el toro, que nada puede “decir”, y pasando por ganaderos, veterinarios, toreros, empresarios, medios de comunicación, administración y aficionados, debe ser tratado con la base científica que nos aportan quienes están mejor cualificados para ello que son los veterinarios.
En este aspecto quisiéramos resaltar las opiniones, entre otros, de Dª Mª Ángeles Moya y D. Lázaro Lobo, que se dedican a realizar análisis de astas presuntamente fraudulentas, que ya se han decantado de forma clara en contra de esta práctica, y de D. José del Pino Martínez, Presidente de la Unión de Profesionales Veterinarios de Plazas de Toros de Andalucía, cuya opinión, sin duda de peso, transcribimos a continuación “Dicen que ha revolucionado con su invento las ganaderías y son numerosos los criadores de toros y hasta ganaderos, que han acudido a él para que les imparta unas clases magistrales sobre cómo enfundar las astas o “poner preservativos” en el argot taurino a los cuernos de los toros, para que no se dañen. El autor principal de tan docta revolución, y actual propietario de los toros de Fuente Ymbro que pastan en la dehesa “Los Romerales” finca situada en el término gaditano de San José del Valle, entre la campiña y la sierra, ha sido el ganadero cordobés D. Ricardo Gallardo. El material necesario básicamente consiste en anestesia, fibra de vidrio, resina de poliéster, papel de celo, brocha, secador y guantes de látex, todos materiales de bajo coste. El proceso de colocación consiste en aplicar el producto anestesiante y dejar pasar un tiempo hasta que el toro rueda sobre la tierra, si se hace a campo abierto o en el mueco mediante la aplicación de un tranquilizante, en ambos casos al toro se le tapa los ojos con una tela para que no vea y comienza la intervención. El veterinario de la ganadería, como experto cirujano, se coloca los guantes y pide los instrumentos a sus ayudantes. Tijeras y bisturís se cambian por fibra de vidrio y brocha. Primero se pone el papel celo en las puntas para que no haya que rasparlas cuando se quite la funda, ya que el aislante se desprende como un capuchón. Luego se mezcla la resina con el catalizador y se da un baño con la brocha. A continuación, se coloca un pliego de fibra de vidrio sustancia empleada en barcos, defensas de coches, piscinas o tablas de surf y que posee las ventajas de bajo peso y su resistencia al fuego y a la lluvia, posteriormente se le añade una nueva capa de resina. En la punta del pitón se coloca una bola de fibra. Juan pedro Domecq les coloca un cartucho de escopeta vacío. Y por último aligeramos el secado con un secador. Este proceso , que se desarrolla en unos veinte minutos, se suele realizar unos meses antes de la lidia. La funda, que recuerda a una escayola, se retira con una cuchilla dos o tres días antes del embarque. Como ventajas se preconizan : Coste mínimo apenas 150 euros, la intervención la puede realizar cualquier persona adiestrada, sea veterinario, mayoral o empleado de la ganadería., si la funda se cae se puede reponer con otra, se evita que el cuerno del toro se pueda dañar por el roce con el terreno de la finca, se evita por tanto que el toro se astille y se escobille en el campo, al impedir que en las peleas se puedan herir los toros con cornadas, por tanto se inutilizan menos toros y el ganadero vive más tranquilo al reducirse en un 99% las lesiones entre los toros, con el consiguiente ahorro económico en la cuenta de resultados de la explotación que en los tiempos que corren ya es algo; aunque se haya generalizado no es necesario ponérselas a todos los animales, sólo a los que las necesitan, que normalmente suelen ser aquellos que se alimentan en condiciones fuertes o especiales, para poder lidiarlos en plazas importantes como Madrid y pasar el reconocimiento de las 12 de la mañana. Inconvenientes : El pitón por su composición química en aminoácidos de las queratinas y su estructura primaria o secundaria e incluso de las patologías histológicas y de la necesidad o no de oxígeno y de los puentes de hidrógeno y fuerzas hidrofóbicas que mantienen unidos los aminoácidos de dichas proteínas y que son los que dan dureza al pitón, puede sufrir un proceso de reblandecimiento (algo deberían manifestar al respecto los expertos de la Facultad de Veterinaria de Córdoba); se pude considerar como un maltrato psíquico o agresión a su dignidad que ha de padecer el toro de lidia al verse sometido y humillado por los procedimientos propios de esta operación, lo que mermaría y condicionaría su bravura que es su principal y más preciada condición y por tanto afectaría a una parte esencial e importantísima de su integridad; el pitón del toro es como el dedo de una mano, al enfundarlo pierde la sensibilidad, el sentido del tacto y lo más importante el sentido de medir las distancias se pierde, ya que el toro en el campo se acostumbra con la punta de la funda a tocar las encinas, el comedero etc..., cuando el toro salga a la plaza no puede rematar o rematará al aire, y es más difícil por tanto que el toro de la cornada certera porque su sentido de medir las distancias ha sido modificado; se podría considerar como una supuesta manipulación natural de los cuernos, causada por el hombre con fines economicistas y una operación innecesaria que ocasiona un daño mayor al animal de maltrato físico (manejo, manoseo, entrada como mínimo dos veces al mueco), psíquico (sometimiento, agresión y humillación por los procedimientos propios de esta operación) y de comportamiento (modificación del sentido de las distancias), ¿qué beneficios le reporta al animal?, el toro debería ser un animal intocable desde que nace hasta que sale a la plaza; empleo de sustancias tóxicas como los anestésicos y tranquilizantes como mínimo en dos ocasiones al ponérselas y al quitárselas (si un toro es desechado en el reconocimiento y hay que traer otro del campo en menos de 24 horas, hay que tranquilizarlo para quitarle las fundas, esa sustancia química y tóxica con tiempos de espera normalmente superior a los 7 días permanece en la carne que luego será consumida, lo que supondría un atentado contra la salud Pública punible como delito por la vigente legislación. La polémica sin duda está servida aunque nadie se atreva a tomar una determinación y todos se tapen los ojos o se pongan un condón”.
Si, ya sabemos que hay otros veterinarios que defienden este sistema como una panacea que en nada o escasamente incide en el comportamiento del toro y en sus astas, pero nos atrevemos a decir, aún a riesgo de equivocarnos, que en estos profesionales, cuya capacidad no ponemos en duda, que entre otras actividades se dedican a su aplicación, pueden más los argumentos economicistas de los ganaderos que están por la labor que las cuestiones de índole exclusivamente técnico y de integridad de la fiesta, que si nos deben importar a los aficionados. Y por supuesto a la Administración como garante de la integridad de la Fiesta en todas sus circunstancias.
Desde siempre hemos entendido, por lo que hemos podido aprender en nuestro contacto con ganaderos, mayorales y vaqueros, que el mueco es un “instrumento” que se debe utilizar lo menos posible y si se pudiera mejor nunca (hay ganaderos que siguen usando el sistema tradicional para herrar a los becerros para evitar el mueco además de mantener una tradición), por todo lo que supone, entre otras cosas, de aprendizaje, vejación y estrés para ese animal que en principio se supone fiero que no doméstico. Tenemos entendido que hay quienes la operación de poner y quitar fundas las hacen ambas en el mueco, hay quienes sólo lo utilizan para quitarlas, aparte de que se les suministran fármacos que “atemperan” y tranquilizan a la res durante esta operación.
Al hilo de todo ello se nos ocurren algunas preguntas, de forma retórica : ¿Se puede dar el hecho de que si ya lo tienen en el mueco, bien antes de poner o después de quitar las fundas, se “sucumba” a la tentación de sacar “punta” para hacerlos más astifinos y poder lidiar en plazas que de otra manera no sería posible?¿Sería muy descabellado pensar que hay quienes ponen fundas y luego “afeitan”?, claro que si el “afeitado” se practica de forma muy generalizada, a pesar de estar reglamentariamente prohibido, que podemos esperar en este asunto de las fundas que es menos antiguo y no está sometido a ninguna norma. ¿Por qué se escobillan toros que han “gozado” de esa protección? ¿Esta “protección” antinatural no pudiera tener una nefasta incidencia en la res en la dureza de sus pitones y en “sus distancias” que previamente tenía sin esa “ampliación” artificial?¿Cómo pueden los veedores “ver” la encornadura en su totalidad?¿Por qué el Sr. Florito, extraordinario mayoral y corralero de las Ventas, actualmente veedor de la empresa Martínez Uranga, gestora entre otras plazas de la de Madrid, parece ser que “recomienda” a los ganaderos cuando van a lidiar en la primera plaza del mundo, que usen este “invento”?¿Si se les quitan las funditas, como algunos dicen con quince días o un mes de antelación a que se vayan a lidiar, en ese período de tiempo no se darán cornadas de igual manera o es que se las quitan con mucha menos antelación para evitar riesgos?¿Evitan las funditas las cornadas internas, que al no poder observarse pudieran causar lesiones irremediables?¿Hasta que ha llegado este “invento” al campo bravo, en la crianza de las reses de lidia no es cierto que estaba totalmente asumido de forma natural el riesgo inherente propio de un ser vivo inmerso en su hábitat, del posible deterioro de sus defensas y bajas por peleas habituales en este bello animal?, por favor no nos tache por esto de inmovilistas, porque si criar toros puede llegar a ser lo mismo que la “producción” de otros animalitos de la fauna ibérica, nos hace polvo nuestra afición y la de aquellos ganaderos que crían y lidian sus reses como las parió su madre, ¿No se han usado de forma tradicional, sin “tocar” al animal, métodos encaminados a evitar en lo posible estos aspectos de deterioro de las astas y cornadas, como mejorar la dehesa, suficiente espacio para el número de reses, cuidar el manejo y rigor en la alimentación, la sanidad y la selección en toda la extensión de esta palabra, aparte de otras que sin duda podrían decirnos quien más sabe de esto que son quienes los crían y se resisten a usar este método?¿Qué sucede cuando echan reses para atrás en los reconocimientos, a esas se les vuelven a poner con otra posible ración de mueco?, y ¿a los que se llevan para completar esa corrida, sería falso asegurar que se les quitan ese mismo día?¿Por qué las entidades asociativas de reses de lidia no se pronuncian de forma clara frente ante este tema y como en otras cuestiones, que los aficionados consideramos muy importantes, dan la callada por respuesta?¿Por qué la administración nada dice al respecto y en tanto esté suficiente y científicamente demostrado su incidencia en el comportamiento de las reses y en sus pitones, se prohibe esta práctica que además actualmente se realiza sin control administrativo alguno, tanto cuando se ponen como cuando se quitan? ¿Por qué los medios de comunicación taurinos, en su mayoría, callan en esta historia de las funditas e incluso a veces lo justifican mirando solamente el interés económico de los ganaderos que las usan?
Como colofón de este escrito, decirle por una parte que como aficionados nos parece que en la crianza de reses de lidia no puede valer todo en pro de la economía que siendo importante no debe ser un fin en si misma, y por otra solicitarle, en base a los argumentos expuestos, que no se vuelvan a impartir Cursos sobre esta materia.
Sin más, en espera de obtener una respuesta a nuestros planteamientos, hechos desde el respeto y la preocupación ante una situación que en nada va en el camino de la integridad, reciba un cordial saludo."
Sr. D. José Luis Castro Jáñez
Asunto : Curso de enfundado de pitones
Estimado Director : Nos dirigimos a Ud., como Director de esa entidad, en primer lugar para felicitarles por la concesión del Trofeo Nacional Cossío año 2008 concedido por la Real Federación Taurina de España por la labor que vienen desarrollando en la formación del personal del campo bravo y en segundo lugar para exponerle nuestra opinión como aficionados extremeños en relación con el reciente Curso de enfundado de pitones que se ha llevado a cabo el pasado día 14 de marzo en el Centro de Formación del Medio Rural perteneciente a la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de la Junta de Extremadura ubicado en Moraleja, llevándose a cabo una jornada de formación de ganaderos y personal auxiliar del campo bravo en las labores de enfundar los pitones de las reses de lidia, realizándose las prácticas en la finca “El Zamarril” (Sánchez Cobaleda) sita en Portaje, todo ello según la información aparecida en los medios de comunicación.
De entrada decirle que como aficionados a la Fiesta de los Toros esta práctica, no regulada en la actual normativa que afecta a la crianza de las reses de lidia, nos parece una manipulación más de las diversas a las que se ve sometido ese bello animal, base fundamental de nuestra Fiesta de los Toros. Suponemos que llevar a cabo este Curso habrá sido motivado por la demanda de los propios asociados a esa entidad, especialmente ganaderos y su personal a instancias de los primeros. El hecho de que exista una demanda de formación en este tema y que muchos ganaderos hayan visto este sistema, con una valoración simplemente económica, como solución a “sus” problemas, no es óbice para que tanto por parte de esa entidad que diriges como por la propia Administración se lleve a cabo un Curso de estas características, lo que supone en alguna medida “oficializar” el asunto, porque es un tema peliagudo en lo que respecta a la posible incidencia que esta fórmula puede tener sobre las astas y el comportamiento de las reses en el ruedo.
Como sin duda conoce hay polémica seria sobre esta cuestión dentro del campo de los propios profesionales veterinarios y ganaderos que consideramos de los más serios en la cabaña de bravo como Victorino Martín, Cuadri, Prieto de la Cal, Miura..., que no utilizan este método, otro como Cebada Gago que ya no las usa, y nos imaginamos que asumirán el riesgo que conlleva esta actividad y ellos también como los demás tendrán en cuenta, por supuesto, el aspecto económico, pero no parece ser el prioritario ni el único que excluya las buenas prácticas de siempre que para minimizar este problema se han llevado a cabo en las ganaderías de reses de lidia en general y en las citadas y en otras que no utilizan tampoco este sistema se siguen utilizando.
Ante este tema de las famosas fundas de los pitones que se ponen a las reses de lidia, costumbre que de forma preocupante poco a poco se va generalizando en el campo bravo, según dicen quienes ya realizan esta práctica, para evitar, con un coste económico asumible, que se deterioren los pitones (en el suelo, el arbolado, las piedras...) y que se produzcan bajas por las cornadas en las peleas, los aficionados poco a poco nos vamos posicionando ante algo que sin duda no es inocuo a la integridad y comportamiento de este bello animal.
Por supuesto que un tema tan espinoso que afecta a todo el entramado de la fiesta, empezando por el protagonista de la fiesta que es el toro, que nada puede “decir”, y pasando por ganaderos, veterinarios, toreros, empresarios, medios de comunicación, administración y aficionados, debe ser tratado con la base científica que nos aportan quienes están mejor cualificados para ello que son los veterinarios.
En este aspecto quisiéramos resaltar las opiniones, entre otros, de Dª Mª Ángeles Moya y D. Lázaro Lobo, que se dedican a realizar análisis de astas presuntamente fraudulentas, que ya se han decantado de forma clara en contra de esta práctica, y de D. José del Pino Martínez, Presidente de la Unión de Profesionales Veterinarios de Plazas de Toros de Andalucía, cuya opinión, sin duda de peso, transcribimos a continuación “Dicen que ha revolucionado con su invento las ganaderías y son numerosos los criadores de toros y hasta ganaderos, que han acudido a él para que les imparta unas clases magistrales sobre cómo enfundar las astas o “poner preservativos” en el argot taurino a los cuernos de los toros, para que no se dañen. El autor principal de tan docta revolución, y actual propietario de los toros de Fuente Ymbro que pastan en la dehesa “Los Romerales” finca situada en el término gaditano de San José del Valle, entre la campiña y la sierra, ha sido el ganadero cordobés D. Ricardo Gallardo. El material necesario básicamente consiste en anestesia, fibra de vidrio, resina de poliéster, papel de celo, brocha, secador y guantes de látex, todos materiales de bajo coste. El proceso de colocación consiste en aplicar el producto anestesiante y dejar pasar un tiempo hasta que el toro rueda sobre la tierra, si se hace a campo abierto o en el mueco mediante la aplicación de un tranquilizante, en ambos casos al toro se le tapa los ojos con una tela para que no vea y comienza la intervención. El veterinario de la ganadería, como experto cirujano, se coloca los guantes y pide los instrumentos a sus ayudantes. Tijeras y bisturís se cambian por fibra de vidrio y brocha. Primero se pone el papel celo en las puntas para que no haya que rasparlas cuando se quite la funda, ya que el aislante se desprende como un capuchón. Luego se mezcla la resina con el catalizador y se da un baño con la brocha. A continuación, se coloca un pliego de fibra de vidrio sustancia empleada en barcos, defensas de coches, piscinas o tablas de surf y que posee las ventajas de bajo peso y su resistencia al fuego y a la lluvia, posteriormente se le añade una nueva capa de resina. En la punta del pitón se coloca una bola de fibra. Juan pedro Domecq les coloca un cartucho de escopeta vacío. Y por último aligeramos el secado con un secador. Este proceso , que se desarrolla en unos veinte minutos, se suele realizar unos meses antes de la lidia. La funda, que recuerda a una escayola, se retira con una cuchilla dos o tres días antes del embarque. Como ventajas se preconizan : Coste mínimo apenas 150 euros, la intervención la puede realizar cualquier persona adiestrada, sea veterinario, mayoral o empleado de la ganadería., si la funda se cae se puede reponer con otra, se evita que el cuerno del toro se pueda dañar por el roce con el terreno de la finca, se evita por tanto que el toro se astille y se escobille en el campo, al impedir que en las peleas se puedan herir los toros con cornadas, por tanto se inutilizan menos toros y el ganadero vive más tranquilo al reducirse en un 99% las lesiones entre los toros, con el consiguiente ahorro económico en la cuenta de resultados de la explotación que en los tiempos que corren ya es algo; aunque se haya generalizado no es necesario ponérselas a todos los animales, sólo a los que las necesitan, que normalmente suelen ser aquellos que se alimentan en condiciones fuertes o especiales, para poder lidiarlos en plazas importantes como Madrid y pasar el reconocimiento de las 12 de la mañana. Inconvenientes : El pitón por su composición química en aminoácidos de las queratinas y su estructura primaria o secundaria e incluso de las patologías histológicas y de la necesidad o no de oxígeno y de los puentes de hidrógeno y fuerzas hidrofóbicas que mantienen unidos los aminoácidos de dichas proteínas y que son los que dan dureza al pitón, puede sufrir un proceso de reblandecimiento (algo deberían manifestar al respecto los expertos de la Facultad de Veterinaria de Córdoba); se pude considerar como un maltrato psíquico o agresión a su dignidad que ha de padecer el toro de lidia al verse sometido y humillado por los procedimientos propios de esta operación, lo que mermaría y condicionaría su bravura que es su principal y más preciada condición y por tanto afectaría a una parte esencial e importantísima de su integridad; el pitón del toro es como el dedo de una mano, al enfundarlo pierde la sensibilidad, el sentido del tacto y lo más importante el sentido de medir las distancias se pierde, ya que el toro en el campo se acostumbra con la punta de la funda a tocar las encinas, el comedero etc..., cuando el toro salga a la plaza no puede rematar o rematará al aire, y es más difícil por tanto que el toro de la cornada certera porque su sentido de medir las distancias ha sido modificado; se podría considerar como una supuesta manipulación natural de los cuernos, causada por el hombre con fines economicistas y una operación innecesaria que ocasiona un daño mayor al animal de maltrato físico (manejo, manoseo, entrada como mínimo dos veces al mueco), psíquico (sometimiento, agresión y humillación por los procedimientos propios de esta operación) y de comportamiento (modificación del sentido de las distancias), ¿qué beneficios le reporta al animal?, el toro debería ser un animal intocable desde que nace hasta que sale a la plaza; empleo de sustancias tóxicas como los anestésicos y tranquilizantes como mínimo en dos ocasiones al ponérselas y al quitárselas (si un toro es desechado en el reconocimiento y hay que traer otro del campo en menos de 24 horas, hay que tranquilizarlo para quitarle las fundas, esa sustancia química y tóxica con tiempos de espera normalmente superior a los 7 días permanece en la carne que luego será consumida, lo que supondría un atentado contra la salud Pública punible como delito por la vigente legislación. La polémica sin duda está servida aunque nadie se atreva a tomar una determinación y todos se tapen los ojos o se pongan un condón”.
Si, ya sabemos que hay otros veterinarios que defienden este sistema como una panacea que en nada o escasamente incide en el comportamiento del toro y en sus astas, pero nos atrevemos a decir, aún a riesgo de equivocarnos, que en estos profesionales, cuya capacidad no ponemos en duda, que entre otras actividades se dedican a su aplicación, pueden más los argumentos economicistas de los ganaderos que están por la labor que las cuestiones de índole exclusivamente técnico y de integridad de la fiesta, que si nos deben importar a los aficionados. Y por supuesto a la Administración como garante de la integridad de la Fiesta en todas sus circunstancias.
Desde siempre hemos entendido, por lo que hemos podido aprender en nuestro contacto con ganaderos, mayorales y vaqueros, que el mueco es un “instrumento” que se debe utilizar lo menos posible y si se pudiera mejor nunca (hay ganaderos que siguen usando el sistema tradicional para herrar a los becerros para evitar el mueco además de mantener una tradición), por todo lo que supone, entre otras cosas, de aprendizaje, vejación y estrés para ese animal que en principio se supone fiero que no doméstico. Tenemos entendido que hay quienes la operación de poner y quitar fundas las hacen ambas en el mueco, hay quienes sólo lo utilizan para quitarlas, aparte de que se les suministran fármacos que “atemperan” y tranquilizan a la res durante esta operación.
Al hilo de todo ello se nos ocurren algunas preguntas, de forma retórica : ¿Se puede dar el hecho de que si ya lo tienen en el mueco, bien antes de poner o después de quitar las fundas, se “sucumba” a la tentación de sacar “punta” para hacerlos más astifinos y poder lidiar en plazas que de otra manera no sería posible?¿Sería muy descabellado pensar que hay quienes ponen fundas y luego “afeitan”?, claro que si el “afeitado” se practica de forma muy generalizada, a pesar de estar reglamentariamente prohibido, que podemos esperar en este asunto de las fundas que es menos antiguo y no está sometido a ninguna norma. ¿Por qué se escobillan toros que han “gozado” de esa protección? ¿Esta “protección” antinatural no pudiera tener una nefasta incidencia en la res en la dureza de sus pitones y en “sus distancias” que previamente tenía sin esa “ampliación” artificial?¿Cómo pueden los veedores “ver” la encornadura en su totalidad?¿Por qué el Sr. Florito, extraordinario mayoral y corralero de las Ventas, actualmente veedor de la empresa Martínez Uranga, gestora entre otras plazas de la de Madrid, parece ser que “recomienda” a los ganaderos cuando van a lidiar en la primera plaza del mundo, que usen este “invento”?¿Si se les quitan las funditas, como algunos dicen con quince días o un mes de antelación a que se vayan a lidiar, en ese período de tiempo no se darán cornadas de igual manera o es que se las quitan con mucha menos antelación para evitar riesgos?¿Evitan las funditas las cornadas internas, que al no poder observarse pudieran causar lesiones irremediables?¿Hasta que ha llegado este “invento” al campo bravo, en la crianza de las reses de lidia no es cierto que estaba totalmente asumido de forma natural el riesgo inherente propio de un ser vivo inmerso en su hábitat, del posible deterioro de sus defensas y bajas por peleas habituales en este bello animal?, por favor no nos tache por esto de inmovilistas, porque si criar toros puede llegar a ser lo mismo que la “producción” de otros animalitos de la fauna ibérica, nos hace polvo nuestra afición y la de aquellos ganaderos que crían y lidian sus reses como las parió su madre, ¿No se han usado de forma tradicional, sin “tocar” al animal, métodos encaminados a evitar en lo posible estos aspectos de deterioro de las astas y cornadas, como mejorar la dehesa, suficiente espacio para el número de reses, cuidar el manejo y rigor en la alimentación, la sanidad y la selección en toda la extensión de esta palabra, aparte de otras que sin duda podrían decirnos quien más sabe de esto que son quienes los crían y se resisten a usar este método?¿Qué sucede cuando echan reses para atrás en los reconocimientos, a esas se les vuelven a poner con otra posible ración de mueco?, y ¿a los que se llevan para completar esa corrida, sería falso asegurar que se les quitan ese mismo día?¿Por qué las entidades asociativas de reses de lidia no se pronuncian de forma clara frente ante este tema y como en otras cuestiones, que los aficionados consideramos muy importantes, dan la callada por respuesta?¿Por qué la administración nada dice al respecto y en tanto esté suficiente y científicamente demostrado su incidencia en el comportamiento de las reses y en sus pitones, se prohibe esta práctica que además actualmente se realiza sin control administrativo alguno, tanto cuando se ponen como cuando se quitan? ¿Por qué los medios de comunicación taurinos, en su mayoría, callan en esta historia de las funditas e incluso a veces lo justifican mirando solamente el interés económico de los ganaderos que las usan?
Como colofón de este escrito, decirle por una parte que como aficionados nos parece que en la crianza de reses de lidia no puede valer todo en pro de la economía que siendo importante no debe ser un fin en si misma, y por otra solicitarle, en base a los argumentos expuestos, que no se vuelvan a impartir Cursos sobre esta materia.
Sin más, en espera de obtener una respuesta a nuestros planteamientos, hechos desde el respeto y la preocupación ante una situación que en nada va en el camino de la integridad, reciba un cordial saludo."
Foto: Josemi
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