-el ganado “palmosillo”, a punto de palmarla desde que salió
- No hay más que buscar la docilidad absoluta, aunque el bicho no pueda ni moverse, para que en dos o tres generaciones tengamos la estatua de sal o el toro de Guisando. “Toreabilidad” lo llaman los ganaderos del momento, pero en definitiva se trata de seleccionar al toro sin casta, para que no moleste al que se pone delante, y pueda desde darle infinitos lances y hasta sacar una manzana y pelarla como en el famoso número de Gila. Y venga toreabilidad y más toreabilidad, y vengan después las campañas orquestadas contando a los pocos aficionados que van quedando o al público en general que “eso” es la panacea, el Dorado ganadero, el “non plus ultra” de lo que debe ser el toro bravo. Y si uno sale y embiste con acometividad o genio, o simplemente con alguna brusquedad inicial, pues se mata a la madre... que le parió.
Foto: Burladero.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario