La corrida de Jandilla, de don Borja Domecq, fue una auténtica decepción. Con la excepción de ese último (de nombre Amargado, 590 kilos, capa negra listón, delantero de armas, manso y embestidor), el resto fueron unos bichos débiles, mansos, bajos de casta o sencillamente descastados. (...) De pitones hubo alguno rarete; de cuajo en general pasable (...).Por cierto, como hoy no se ha picado absolutamente nada a ninguno, podíamos sustituir la suerte de varas por la suerte de la divisa: se le pincha ésta en el morrillo y con al enorme sangría producida y la merma más que notable de fuerzas que ello produce... ya están picados.
se han lidiado toros de Jandilla y Vegahermosa, de poca presencia y muy manejables
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