DE UNA VIEJA ENTREVISTA A JUAN BELMONTE (1932)
-La vida nuestra –sigue Juan- es mucho menos divertida y triunfal de lo que la gente se imagina. Hasta los veinte años luchamos con el hambre. De los veinte a los cuarenta luchamos con el Miedo. De los cuarenta en adelante, cuando se ha logrado la maestría: cuando en todas las profesiones se rinde la mejor labor, nosotros no servimos ya, somos unos inválidos…entonces encontrándonos sin oficio y sin camino, nos refugiamos en el campo, que es el único trabajo que entendemos algo…Nos refugiamos los que podemos reunir dinero para comprar un poco tierra durante nuestra carrera taurina…
-Que no son todos los toreros…
-¿Todos?. Piense usted en los millares de toreros que habrá habido en Andalucía en los últimos cuarenta años, y luego cuente los que han conseguido llegar a ser labradores: los “Bomba”, “el Guerra”, “Machaquito”, Fuentes, “El Algabeño”, “Bienvenida”, Ignacio Sánchez Mejías, yo…Una docena si acaso.
[…]
-En suma: la idea de Ricardo “Bombita” no es pedir que se nos declare ciudadanos privilegiados ni nada por el estilo. Sólo quiere - queremos- que no se nos mire como a unos parásitos. Nuestras tierras no son un don gracioso de la Fortuna. Las hemos ganado con nuestro trabajo y nuestro dolor. Torear es duro. Da mucho miedo. Nadie que no sea torero puede saber el miedo que da. Cuando se ha recibido una cornada y se ha pasado en la cama dos meses sufriendo, es horrible tener que acercarse a un toro. La carne herida se le subleva a uno, se le quiere separar del cuerpo, escaparse… Va uno avanzando hacia el bicho y nota como la pierna o el brazo, la parte del cuerpo que llevó la cornada, se le echa para atrás, se resiste a seguir…Hay que tirar de ella, llevarla a rastras hasta el toro…
Belmonte, que habitualmente es un hombre un poco frío, se anima evocando la angustia de la corrida. Habla vivamente, casi con pasión.
(Juan Belmonte a Vicente Sánchez Ocaña, cortijo “La Capitana”, Estampa, 4-6-1932)
-La vida nuestra –sigue Juan- es mucho menos divertida y triunfal de lo que la gente se imagina. Hasta los veinte años luchamos con el hambre. De los veinte a los cuarenta luchamos con el Miedo. De los cuarenta en adelante, cuando se ha logrado la maestría: cuando en todas las profesiones se rinde la mejor labor, nosotros no servimos ya, somos unos inválidos…entonces encontrándonos sin oficio y sin camino, nos refugiamos en el campo, que es el único trabajo que entendemos algo…Nos refugiamos los que podemos reunir dinero para comprar un poco tierra durante nuestra carrera taurina…
-Que no son todos los toreros…
-¿Todos?. Piense usted en los millares de toreros que habrá habido en Andalucía en los últimos cuarenta años, y luego cuente los que han conseguido llegar a ser labradores: los “Bomba”, “el Guerra”, “Machaquito”, Fuentes, “El Algabeño”, “Bienvenida”, Ignacio Sánchez Mejías, yo…Una docena si acaso.
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-En suma: la idea de Ricardo “Bombita” no es pedir que se nos declare ciudadanos privilegiados ni nada por el estilo. Sólo quiere - queremos- que no se nos mire como a unos parásitos. Nuestras tierras no son un don gracioso de la Fortuna. Las hemos ganado con nuestro trabajo y nuestro dolor. Torear es duro. Da mucho miedo. Nadie que no sea torero puede saber el miedo que da. Cuando se ha recibido una cornada y se ha pasado en la cama dos meses sufriendo, es horrible tener que acercarse a un toro. La carne herida se le subleva a uno, se le quiere separar del cuerpo, escaparse… Va uno avanzando hacia el bicho y nota como la pierna o el brazo, la parte del cuerpo que llevó la cornada, se le echa para atrás, se resiste a seguir…Hay que tirar de ella, llevarla a rastras hasta el toro…
Belmonte, que habitualmente es un hombre un poco frío, se anima evocando la angustia de la corrida. Habla vivamente, casi con pasión.
(Juan Belmonte a Vicente Sánchez Ocaña, cortijo “La Capitana”, Estampa, 4-6-1932)
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