Nos lo dice Mariano en el blog del Manifiesto . Copio un breve párrafo:
"Resumiendo, si consiguiéramos, por un lado, centralizar y coordinar la información en Internet, y por otro, empezar a extender la base entre los aficionados de cada plaza y lugar, seguro que habríamos dado un paso adelante"
Nada que añadir ni puntualizar. Solo decir que aquí estamos para lo que haga falta.
"Resumiendo, si consiguiéramos, por un lado, centralizar y coordinar la información en Internet, y por otro, empezar a extender la base entre los aficionados de cada plaza y lugar, seguro que habríamos dado un paso adelante"
Nada que añadir ni puntualizar. Solo decir que aquí estamos para lo que haga falta.
Todo esto está muy bien, yo firmo lo que haya que firmar y apechugo con lo que haga falta, pero luego miro a mi alrededor en las tertulias y la gente va para hincharse de aceitunas rellenas y fino cuando termina el asunto. Y en las plazas... pues a hacer la ola (o la hola), a acompañar los pasodobles con palmas, aplaudirlo todo y nula preocupación e interés por lo que sale por la puerta de chiqueros.
ResponderEliminarY pregunto ahora yo, ¿cómo narices me pongo yo a comentarle a mi compañero de tendido todo lo que pide el manifiesto? Estoy convencido que más de uno me tomaría por loco y me pediría que lo dejara en paz que él está allí para echar el rato y no para que le coman la olla.
No obstante, en internet seguiremos luchando, en las plazas lo veo más difícil.
Un saludo
Hay una cosa del Manifiesto que no me mola nada: eso de la defensa de cualquier manifestación de tauromaquia popular. Yo defiendo las corridas de toros. Lo del Toro de la Vega, correbous, toros de fuego y todo eso yo no lo mezclaría con los festejos "estándar".
ResponderEliminarIsra, reconozco que a mi me pasa lo mismo...pero lo importante es la defensa del Toro. Por eso creo que debemos volcarnos con ese Manifiesto, aunque , como tu dices, pensemos que no se debería haber incluido la "tauromaquia popular"
ResponderEliminarTal y como apunta Isra, hay verdaderas aberraciones al toro a lo largo de la península que para nada son defendibles.
ResponderEliminarDe nuevo con ustedes, a pesar de que dije que no volvería a poner un comentario más aquí. Resultó que, entre el Papa Negro y el Alatriste, me tenían quemada, a qué negarlo. Mi intención no es otra que ayudar a salvar la Fiesta que ha sido el motivo de mi vida. Así que entro al debate, dándole toda la razón a Isra. No confundamos términos, una cosas son los festejos populares que conozco desde niña, un marchón para chicos y grandes, pues vengo de un pueblo extremeño de al lado de Coria y sus Sanjuanes.
ResponderEliminar¿La salvación del toro? Solo existe un camino: la corrida formal. Si no hubiera hombres dispuesto a enfrentarse a él, solos ambos, estaría estofado con patatas. Son los matadores de toros, todos, los que han contribuido a que la especie no se extinga. Lo cual no tiene nada que ver con los muchachos de mi zona que todos los veranos (cegatones de las más variadas sustancias) le ponen la culera al búfalo de turno.
Pero esa es una cosa, en la que podemos participar todos, yo en agosto me suelo hacer la ruta de los capas por el norte de la provincia de Cáceres y paso jindama para aburrir. Ahora bien, ese espectáculo postizo de recortados, y digo postizo pues nunca existió como espectáculo profesional, tiene mucho peligro para la conservación de la corrida de toro.
Hace dos años, en la feria de Salamanca llenaron, mientras las corridas de a pie no consiguieron rebasar la media entrada. Una subversión como otra cualquiera, la gente le da importancia a que se le peque un atlético bote a un pavo, o un recorte, y no valora quedarse quieto con la mano izquierda.
Cuidadín, cuidadín.
Manoleta
Antes los vecinos de localidad atendían las explicaciones de los "entendidos" con devoción, ahora cada vez es más difícil transmitir un par de ideas a quienes, ignorantes de los avatares acaecidos en el ruedo, vienen un día al año a la plaza y sólo quieren que se corten orejas.
ResponderEliminarYo me paso la corrida explicando y opinando en voz alta, algunas veces como si la radiara y cada vez es más difícil encontrar escuchantes interesados, salvo los amigos que me acompañan, naturalmente, a los que doy bien la paliza.
Últimamente, incluso algún osado ha llegado a pedirme silencio, ya se sabe, "tié que haber gente pa to"