El título de este post está sacado del artículo que Joaquín Monfil publicó en el boletín número 24 de la Asociación el Toro de Madrid (se puede ver en pdf). Copio varios párrafos:
Como en los últimos años, asistimos a mediados de Julio a la feria taurina de esta pequeña localidad del sureste francés, esperando revitalizar nuestra condición de aficionados a los toros, tan sistemáticamente maltratada en los cosos españoles en los últimos años.
Y a fe que lo conseguimos, lo que nos da esperanzas para el futuro de este incomparable espectáculo, completamente prostituido en nuestro país por la total complacencia de todos los estamentos oficiales y la desvergüenza de sus profesionales, que sólo tienen in mente rentabilizar sus ganancias al máximo, perdiendo cada vez más, la componente romántica y las diferencias que siempre mantuvo con otros espectáculos puramente mercantilistas. En definitiva, falta de vergüenza torera.
Y a fe que lo conseguimos, lo que nos da esperanzas para el futuro de este incomparable espectáculo, completamente prostituido en nuestro país por la total complacencia de todos los estamentos oficiales y la desvergüenza de sus profesionales, que sólo tienen in mente rentabilizar sus ganancias al máximo, perdiendo cada vez más, la componente romántica y las diferencias que siempre mantuvo con otros espectáculos puramente mercantilistas. En definitiva, falta de vergüenza torera.
(...)
Al final de su artículo, Joaquín destaca estos cuatro puntos:
1. Pudimos comprobar como unos pocos aficionados locales, sin la ayuda de las grandes empresas dedicadas en exclusiva a ello, son capaces cada año de celebrar unos pocos festejos que tengan atractivos para hacernos recorrer cerca de los mil kms que nos separan, programando combinaciones de carteles difíciles (por no decir imposibles) de ver en nuestra geografía española.
2. Comprobar que lo que mas importa del espectáculo para ellos es (y debería serlo en cualquier lugar) el toro de lidia, un animal único e irrepetible cuando se le presenta en todo su esplendor(...)
3. La admiración y respeto de los asistentes hacia todos los actuantes profesionales que cumplen su obligación, mostrando en cambio su disconformidad, caso de que alguno no esté a la altura de la torería que se supone debe poseer todo aquel que se enfrenta a un toro de lidia(...)
4. Y finalmente los cuidados detalles organizativos de comodidad, información y atención respetuosa que se merece siempre un consumidor o cliente(...)
Y termina:
CERET es un oasis en el desierto, una esperanza de que la fiesta española aún pueda recuperarse (curiosamente sería fuera de España) y un viaje que merece la pena y que pensamos seguir repitiendo, mientras nuestros vetustos cuerpos aguanten.
¡Buen viaje a todos!
Nota: Dar las gracias a Javier por recordarme este artículo.
Nota añadida: Copio el final del post de hoy de Bastonito:
"quienes se estrenan en Céret suelen pasarse el fin de semana boquiabiertos y admirados de que aún existan plazas en el mundo en las que mandan los aficionados, el toro es lo primero, y encima son rentables y no cuentan con subvenciones públicas de ninguna clase."
Una prueba más de lo infecto del nacionalismo: el españolista pensará que los toros, "como en España, en ningún sitio"; el catalanista pensará que los toros, eso, para españoles. Y en la Cataluña francesa, mientras, se goza de la Fiesta íntegra.
ResponderEliminarManda c....
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