Toreaba en Madrid, no sé si El Gallo o Guerrita. La faena era hermosa y solemne. La muchedumbre, conmovida, guardaba silencio. Hasta la misma muerte, que suele sentarse en la arena de las plazas, había caido en estupor. Uno de esos patanes-¡pobrecitos!- que suelen vender mercancías refrescantes se levantó y comenzó a vocearlas. Entonces, un espectador, un hombre del pueblo, le impidió el paso con un bastón, diciendo: " Hoy los mercaderes, fuera del templo".
Carlos Luis Álvarez (La plaza pública y el ruedo)
Cita tomada en el libro " De la muerte de un dios" de Manuel Delgado
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