Juan

-¿Què tal hoy?

-Muy bien, bueno, la verdad es que a la novillada no le he prestado mucha atenciòn, me ha parecido que los novillos iban y que los novilleros estaban muy verdes y no aportaban nada.

-¿Entonces?

-He estado escuchando a Juan, me ha hablado de su visiòn de la Fiesta; una Fiesta que , resumiendo, se debe apoyar, y se justifica, por un lado en la ètica del enfrentamiento entre la razòn/torero y lo salvaje/toro; y por otro en el respeto a la pureza del rito, una pureza en todos y cada de sus detalles. Ritos que nos llevan a la ilustraciòn, al misterioso mundo de lo sìmbolos, lo espiritual...; en fìn, un mundo apasionante sobre el que ha estudiado con pasiòn.

Pero centràndonos en esa ètica del enfrentamiento del hombre con lo salvaje; este se debe apoyar en dos pilares fundamentales. Por un lado la integridad del toro; esta se debe realizar desde el momento de la selecciòn hasta su final; sin atajos, sin trampa, sin medias tintas. Y por otro lado està la verdad del toreo; el hombre debe mostrar con claridad al toro, y luego dominarlo, someterlo; y para esto sòlo hay una forma: Torear. Y sòlo hay una manera de torear, y esta es parar, templar, mandar y , por supuesto, cargar la suerte. Aquì tampoco hay atajos ni medias verdades; se torea o no se torea. Fuera de esa verdad sòlo hay mentira, un espectàculo mas o menos bonito, ej. Ponce o Jimenez, pero insuficiente para justificar la muerte del animal.

- ¿Y què toreros le gustan?

-De los que ha visto me habla con rotundidad de Antoñete; luego tambièn recuerdo que ha mencionado a Rincòn, Manolo Vazquez, o el capote de Paula. Lo que tambien es apasionante es el tema de los sìmbolos en la fiesta, ej. el nùmero tres, pero eso lo dejo para la cena.

Nota: Novillos de Guadaira para Francisco Javier, Marco Antonio Gòmez y Javier Blanco.