CORRIDA
HOMENAJE A VICTOR BARRIO EN VALLADOLID (domingo 4 septiembre)
Pude
ver a Víctor Barrio por vez primera en Valdemorillo hace unos pocos
años (unos 4 ó 5 quizá), él era un altísimo novillero y yo un
tipo al que igual le daba ir a Valdemorillo que a Sebastopol, no voy
a entrar en detalles del por qué, pero allá que nos fuimos a
inaugurar la temporada Javier, otros amigos y el que suscribe.
Posiblemente opté por Valdemorillo porque en Sebastopol no hay feria
ni mis amigos estaban dispuesto a acompañarme y vimos torear
extraordinariamente a Victor Barrio. Es demasiado alto para torero,
dije yo, no lo oculto y en parte ahora me arrepiento, aunque lo
cierto es que era muy alto como también lo es que aquel día toreó
extraordinariamente.
Ayer
en Valladolid se homenajeó no solo a un torero, sino al toreo, en
muchas dimensiones (no, desde luego, en la esencial que es el toro).
Imagino que la viuda tendría sentimientos encontrados, al igual que
la familia: pasaron algún mal trago, varios, muchos, eso es seguro,
porque inevitablemente se les brindó uno y otro toro... no obstante
la organización no hizo nada especial antes de comenzar la corrida,
por eso cuando terminó, nos quedamos todos esperando no se sabe qué,
supongo que le entregasen un recuerdo o algo, pero no hubo más,
aunque alguna cosa si queda para el recuerdo.
La
primera, y que me perdonen los toreros, es el cartel de Miquel
Barceló, que es de las obras de este género mas impresionantes que
he visto, de éste y de otros. Claro que es posible que, al igual que
me ocurre con Morante y remedando a Saza en “Amanece que no es
poco” yo, es que es verdadera devoción la que tengo por Barceló,
al igual que les ocurría en aquel pueblo con William Faulkner. Como
cualquiera que lea esto habrá visto, se trata de una espiral que a
la vez es un ruedo y un ojo cuya pupila es un toro que, recién
salido de toriles, se ha emplazado en el centro del universo. Ayer
pudimos ver una representación de este universo en una plaza
abarrotada y excesivamente complaciente, aunque, naturalmente era una
día para serlo si se quería honrar la memoria de quien había
dejado su vida en ese universo mundo que es el ruedo.
Quizá
sería mejor no mencionar las más que evidentes carencias del ganado
que se vio (quería no poner la frase limpieza de corrales, pero se
me ha escapado), el primero, único con pitones, era más novillo que
toro, otros eran más toro que novillo, pero algo menos que poco
ofensivos por delante, la complacencia del personal llegó al extremo
de pedir y lograr la vuelta al ruedo de dos de ellos que, aunque no
exentos de nobleza, apenas se encontraron con el caballo, uno, el del
Juli, se partió el pitón de mala manera, lo que no impidió que le
diese pases por uno y otro lado, y le cortase las dos orejas.
Se
confirma que los picadores salieron a dar una vuelta por el ruedo en
los seis toretes, ya se sabe que a los caballos hay que montarlos y
moverlos para que no se malogren.
Pero
pese a lo anterior no cabe duda de que no se trató de un mero
festival, sino de una corrida de toros y cada torero fue a rendir su
homenaje siendo él mismo: así Padilla fue el habitual torero
bullidor, el Juli fue… el Juli no soy capaz de añadir más y
Manzanares intentó ser también Manzanares pero sus esfuerzos se
encontraron con el único toro que ni iba ni venía, mató bien, eso
sí.
José
Tomas fue José Tomás en la medida que lo permitió su sosote toro.
Cuando José pisa el ruedo no hay necesidad de que nadie pida
silencio, el silencio se impone como una losa, como una obligación,
incluso algunos protestaron al igual que ocurrió en la faena de
Morante, cuando la banda comenzó a tocar, pero ya se sabe que muchos
prefieren a la banda que, para mi gusto impide oír la música
callada del toreo que decía Bergamín (una de las razones por la que
me gusta ver los toros en Madrid), no es necesario que nadie chiste
pidiendo silencio como ocurre en otras ocasiones, como tanto ocurre
hoy en día en Sevilla (una presunta aficionada, este año me mandó
para mi tierra porque comenté a Javier que estaba a mi lado, “qué
manía de chistar”, antes en la Maestranza el silencio se hacía
cuando se tenía que hacer sin necesidad de que nadie chistase, “si
no te gusta - me dijo - vete para tu tierra”, le contesté que de
momento Sevilla seguía siendo también mi tierra).
Estaba
con José Tomás: con apenas cinco verónicas se sacó el toro al
centro del universo como en el cartel de Barceló, hubo un buen quite
por chicuelinas y luego inició la faena de muleta encajado en el
centro, inmóvil rematando despacio, después algunos derechazos
extraordinarios, el toro no daba mucho de sí o nada, veremos el
viernes con los de Victorino (es una broma, soy consciente de que la
ironía se capta mal por escrito). Morante dio algunos lances de capa
que me recordaron, en parte, mi devoción por Morante y el inicio de
faena fue un monumento. El torete tampoco tenía mucho que aportar a
la tauromaquia morantista, pero lo mató con decoro y se dieron dos
orejas, a ver qué tal está el jueves con los Miuras (sigo siendo
consciente de que la ironía se capta mal por escrito).
Finalmente
Talavante nos brindó una faena de valor, con una tanda inicial de
rodillas y otra nuevamente de rodillas para rematar, similar a una en
San Isidro el año pasado, con la que tuvo un éxito que no consigo
cuantificar en orejas (no lo recuerdo), en este caso el público ya
había llegado al delirio y se pidió el rabo con entusiasmo. Como
tiene otra tarde en Valladolid, no se bien si con toros de Adolfo
Martín o de Cuadri (me remito al penúltimo paréntesis) tendremos
ocasión de comprobar si tales alardes son anecdóticos o ya una
costumbre, está claro que valor no le falta, ni repertorio, incluso
hizo una arrucina que ya es casi obligada en su tauromaquia.
Detalle
de buen gusto y nuevo homenaje de los toreros al no salir a hombros,
quedamos todos a la espera de algún postrer acto en honor a Víctor
Barrio, a la viuda y familia pero la cosa quedó ahí, todos queremos
pensar que el homenaje no fue meramente honorífico.
En
cualquier caso una plaza rebosante y una tarde más que entretenida
para honrar la tragedia, aunque también la razón de ser de la
Fiesta.
PS
Me encantó el terno de Morante, en cuanto al corte de pelo de
Talavante, dado que no existe ya el servicio militar obligatorio,
imagino que obedecerá a razones estéticas que escapan a mi
comprensión (claro que quienes me conozcan dirán que no soy el más
indicado para hablar de cortes de pelo)
Muy interesante y ocurrente tu descripción de la tarde-homenaje. Así entiendo yo los comentarios, como expresión de lo interiorizado y reflexionado durante el festejo.
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