Alberto
Lamelas hizo
dos esfuerzos notables en esta tarde en cada uno de sus toros. En el
mansurrón colorado que hizo tercero estuvo porfiando, sobando al
bicho aguantando lo suyo ante una prenda que ignoraba la declinación
del verbo humillar. A este le robó literalmente una desgarrada serie
de naturales: quedándose en el sitio, sin rectificar,
echándole la muleta al hocico y dando el medio pecho sacó tres y
uno de pecho que ha sido lo mejor de todo el septiembre taurino de
Las Ventas. En su segundo, que literalmente le quería arrancar el
corazón de cuajo, se plantó firme y torero y en vez de abreviar con
el estoque se esforzó en justificar su papel aguantando las
tarascadas del Cortijillo con hombría y firmeza y recibiendo un
volteretón sin consecuencias. Faena de entrega, sin el lucimiento
amanerado de eso del arte, hecha de valor y de entereza. Deja buen
cartel
José
Ramón Márquez – Aquí el post completo
Foto: Juan Pelegrín para Las Ventas
Yo siempre que le he visto se la ha jugado. Nunca he entendido la falta de oportunidades de este torero en comparación con otros toreros madrileños como Alberto Aguilar o Fernando Robleno por ejemplo.
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