La impresión de Bilbao es que, de la mano del Iggy Pop de la Junta Administrativa, va andando pasito a pasito hacia la conceptuación de feria torerista al uso... una más. La impresión es que se ha tomado claramente la opción de entregarse a las figurillas y a sus manejos ganaderos y que, en vez de proponer un elenco de corridas serias y de respeto, se ha optado por plegarse a las ganaderías fetiches de toda esa patulea y el que venga detrás que arree. Podemos decir que salvo la seria corrida de Alcurrucén y la impecable corrida de Victorino, el toro ha brillado por su ausencia, lo mismo que en todas partes. Y si el toro no comparece, no digamos nada del toreo. A cambio de tragarse los toreznos ad hoc la afición de la Muy Noble y Muy Leal villa han sido recompensados por una “faena histórica de Ponce malograda con el estoque”, una “deliciosa faena de Morante”, así como la explicación de la “rotundidad de la tauromaquia de Perera” en sus dos tardes. He ahí el signo de los tiempos, que a base de repetir las cosas acaban haciéndose verdad.
JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario