DAX : DIEGO URDIALES PORTENTOSO Y A HOMBROS CON IMPONENTE CORRIDA DE PEDRAZA
Tito Sandoval protagonizó un tercio de varas antológico frente al tercero, Miralto, premiado con la vuelta al ruedo, del cual Castaño perdió las orejas por pinchar. Antonio Ferrera se topo con el lote menos propicio.
Se han lidiado seis toros de Pedraza, grandes, altos, largos, con mucha romana (de 570 a 640 kilos), bravos en el caballo donde les dieron sin compasión un total de 20 varas fuertes. Destacaron por bravos y completos el tercero, Miralto, y el quinto, Bello (640 kilos), menos espectacular en el caballo pero de bravura incansable en la muleta. Los dos primeros desarollaron dificultades y pusieron las cosas difíciles a sus toreros. El conjunto fue de nota alta y mantuvo el interés a lo largo de la tarde, dándole importancia a todo lo que se hizo en el ruedo por su autenticidad. Antonio Ferrera pitos y silencio, Diego Urdiales division de opiniones después de tres avisos por amorcillarse el toro a la hora del descabello y dos orejas, la segunda algo protestada por un sector del público, por haber caído baja la espada, Javier Castaño, saludo y palmas. Urdiales salio en hombros y el mayoral de Pedraza fue llamado a saludar. Plaza llena, tarde soleada.
El año pasado, frente a un imponente toro de Cuadri, Tito Sandoval había puesto la plaza de pié después de aguantar cuatro tarascadas de campeonato y sufrido tres tumbos descomunales, sin volver la cara nunca ni enseñarse con el toro. Ayer, frente a Miralto, otro toro de imponente trapío y bravo como un tejon, alzó su propio nivel en otro tercio de antología. Cuatro varas, la primera desde la segunda raya, las dos siguientes desde el centro, y la última desde la misma puerta de chiqueros, lanzando el palo alante y arriba, para contener las fuertes oleadas y defender al admirable caballo Tabarly de Bonijol. La plaza de pié le tributó una sonora ovación que debió de escucharse desde el Campo Charro. Después de semejante castigo, Miralto siguió embistiendo con fijeza y nobleza por ambos pitones, algo aplomado por supuesto, pero con transmisión. Le dió Castaño la faena justa que pedía. Hubo alguna petición de indulto, pero no se atendió, y Javier Castaño, que intentó matar recibiendo a gran distancia, pincho en cuatro ocasiones, lo que le quitó el beneficio de un importante triunfo. Con el sexto, otro toro bravo y bueno, Castaño estuvo a punto de alcanzar el triunfo, pero alargó la faena que bajó de tono y pinchó otra vez.
El otro gran momento de la tarde, fue la faena de Diego Urdiales al quinto, Bello, otro toro de imponente presencia, bravo en tres varas, que se vino arriba a principio de faena y movió su corpachón como si de una becerra se tratara. Un toro bravo, fijo, con recorrido, que Urdiales aprovechó a lo largo de una faena muy clásica, bien ligada por ambos pitones, con momentos portentosos de hondura y temple. Una muestra de toreo ortodoxo y una de las faenas más importantes de la feria, al mismo nivel que la segunda de Ponce y las de Morante. La espada cayo algo desprendida, y el toro rodado. Pasando de los cinco centímetros de más hacia bajo, el presidente, con criterio de buen aficionado, concedió la segunda oreja, que según el reglamento es suya, quizas para hacerse perdonar el hecho de haber tenido que hacer sonar el tercer aviso en el primero de Urdiales, un toro amorcillado en tablas y que no se dejo descabellar. En este toro, bravo también en dos varas con derribo, Urdiales había estado muy bien por el pitón derecho, puesto que por el otro el de Pedraza no tuvo ni un pase, metiéndose para dentro en el capote ya.
A Antonio Ferrera le tocaron dos toros de pocas opciones, a pesar de mostrarse muy firme con ambos. El primero se metió para dentro peligosamente en el capote, y pronto se vió que no admitía nada por el pitón izquierdo. Ferrera le dió las tres series que tenía por el otro, tiro de oficio y mató de estocada hábil, siendo injustamente pitado mientras que ovacionaban el toro en el arrastre. El cuarto tampoco se dejo torear de capote, fue bravo en dos varas fuertes, antes de dejarse por el piton derecho y lastimarse una mano, obligando Ferrera a abreviar.
André VIARD
Tito Sandoval protagonizó un tercio de varas antológico frente al tercero, Miralto, premiado con la vuelta al ruedo, del cual Castaño perdió las orejas por pinchar. Antonio Ferrera se topo con el lote menos propicio.
Se han lidiado seis toros de Pedraza, grandes, altos, largos, con mucha romana (de 570 a 640 kilos), bravos en el caballo donde les dieron sin compasión un total de 20 varas fuertes. Destacaron por bravos y completos el tercero, Miralto, y el quinto, Bello (640 kilos), menos espectacular en el caballo pero de bravura incansable en la muleta. Los dos primeros desarollaron dificultades y pusieron las cosas difíciles a sus toreros. El conjunto fue de nota alta y mantuvo el interés a lo largo de la tarde, dándole importancia a todo lo que se hizo en el ruedo por su autenticidad. Antonio Ferrera pitos y silencio, Diego Urdiales division de opiniones después de tres avisos por amorcillarse el toro a la hora del descabello y dos orejas, la segunda algo protestada por un sector del público, por haber caído baja la espada, Javier Castaño, saludo y palmas. Urdiales salio en hombros y el mayoral de Pedraza fue llamado a saludar. Plaza llena, tarde soleada.
El año pasado, frente a un imponente toro de Cuadri, Tito Sandoval había puesto la plaza de pié después de aguantar cuatro tarascadas de campeonato y sufrido tres tumbos descomunales, sin volver la cara nunca ni enseñarse con el toro. Ayer, frente a Miralto, otro toro de imponente trapío y bravo como un tejon, alzó su propio nivel en otro tercio de antología. Cuatro varas, la primera desde la segunda raya, las dos siguientes desde el centro, y la última desde la misma puerta de chiqueros, lanzando el palo alante y arriba, para contener las fuertes oleadas y defender al admirable caballo Tabarly de Bonijol. La plaza de pié le tributó una sonora ovación que debió de escucharse desde el Campo Charro. Después de semejante castigo, Miralto siguió embistiendo con fijeza y nobleza por ambos pitones, algo aplomado por supuesto, pero con transmisión. Le dió Castaño la faena justa que pedía. Hubo alguna petición de indulto, pero no se atendió, y Javier Castaño, que intentó matar recibiendo a gran distancia, pincho en cuatro ocasiones, lo que le quitó el beneficio de un importante triunfo. Con el sexto, otro toro bravo y bueno, Castaño estuvo a punto de alcanzar el triunfo, pero alargó la faena que bajó de tono y pinchó otra vez.
El otro gran momento de la tarde, fue la faena de Diego Urdiales al quinto, Bello, otro toro de imponente presencia, bravo en tres varas, que se vino arriba a principio de faena y movió su corpachón como si de una becerra se tratara. Un toro bravo, fijo, con recorrido, que Urdiales aprovechó a lo largo de una faena muy clásica, bien ligada por ambos pitones, con momentos portentosos de hondura y temple. Una muestra de toreo ortodoxo y una de las faenas más importantes de la feria, al mismo nivel que la segunda de Ponce y las de Morante. La espada cayo algo desprendida, y el toro rodado. Pasando de los cinco centímetros de más hacia bajo, el presidente, con criterio de buen aficionado, concedió la segunda oreja, que según el reglamento es suya, quizas para hacerse perdonar el hecho de haber tenido que hacer sonar el tercer aviso en el primero de Urdiales, un toro amorcillado en tablas y que no se dejo descabellar. En este toro, bravo también en dos varas con derribo, Urdiales había estado muy bien por el pitón derecho, puesto que por el otro el de Pedraza no tuvo ni un pase, metiéndose para dentro en el capote ya.
A Antonio Ferrera le tocaron dos toros de pocas opciones, a pesar de mostrarse muy firme con ambos. El primero se metió para dentro peligosamente en el capote, y pronto se vió que no admitía nada por el pitón izquierdo. Ferrera le dió las tres series que tenía por el otro, tiro de oficio y mató de estocada hábil, siendo injustamente pitado mientras que ovacionaban el toro en el arrastre. El cuarto tampoco se dejo torear de capote, fue bravo en dos varas fuertes, antes de dejarse por el piton derecho y lastimarse una mano, obligando Ferrera a abreviar.
André VIARD
Sin puntas...
ResponderEliminarlenguas fuera y embestidas domecticadas...
las cosa como son, Sres.
Saludos
José