miércoles, febrero 01, 2012

Sensibilidades (Carlos Alonso)


Sensibilidades

El aficionado taurino generalmente tan cainita y tendente al juicio sumario cuando de juzgar la actuación de los toreros se refiere, sin atisbo de la benevolencia espiritual que ilumina a los jurados populares valencianos, suele en ocasiones dejarse arrastrar por la nostalgia más incomprensible y meliflua.

La nostalgia, esa conocida puta de la memoria que hace que los recuerdos pasados nos parezcan mejor de lo que realmente fueron y nos lleva a desmerecer el presente, juega siempre malas pasadas en todos los terrenos, sobre todo en el sentimental pero también en los toros.

Que un cartel como el que se dará en la próxima feria de Arles con dos señores mayores como Ruiz Miguel y Victor Mendes sea bien acogido no deja de ser si no el resultado de un chantaje emocional bien vendido que aceptamos con cariño indulgente sin reparar en el escabroso daño que supone para esta fiesta de toros.

Y con estas cosas, la fiesta de toros se resiente porque se la ultraja en su concepto legitimo; si aceptamos que dos venerables abuelos pueden lidiar una corrida en puntas en una plaza de primera con rendimiento “satisfactorio”, estamos eliminando  el sentido heroico que esta fiesta tiene, al final suprimimos toda la grandeza, esa grandeza que hace que el que se sienta en el tendido vea al torero como un héroe, en el caso del anfiteatro de Arles, un gladiador romano y se llegue a la fácil conclusión de que eso aunque no lo pueda hacer cualquiera si hay muchos que lo pueden hacer y no es tan meritorio.

Si el aficionado se deja llevar por la melancolía, no menos cabe decir que los dos matadores referidos no respetan su profesión y solamente hacen uso de la memoria colectiva para sus propios intereses lucrativos.
De la empresa de Arles mejor no hablar porque esos ni siquiera tienen la hoja de servicios de Ruiz Miguel y Mendes, simplemente han encontrados dos buenas bazas comerciales, para ellos rentables y baratitas y así evitar tener que contratar a los toreros actuales que pudieran tener más interés y exigir una mayor remuneración, en represalia por toda la guerra abierta actualmente por derechos de imagen y cotas de poder.

Y con todo el respeto del mundo hacia el infortunado Juan José Padilla y a sabiendas de lo impopular que digo, emito las mismas reflexiones para su caso: una persona con tan sólo un ojo difícilmente puede estar en facultades para la lidia de un toro, una nueva desgracia puede ocurrir y si el torero logra el triunfo la desgracia ocurre para la fiesta, porque la lidia del toro actual admitiría un torero en tales condiciones.

Sin embargo, los públicos recibirán a los tres como súper hombres, lo que en realidad no son, llevados por esa ola de nostalgia y melancolía que tanto nos gusta a los seres humanos y este espectáculo que cada temporada resulta más edulcorado ira languideciendo sin margen de mejora.

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en lo de Padilla, pero el buenismo reinante no parece querer oírlo.

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  2. Tengo entendido que Manuel Dominguez "Desperdicios" despues de tuerto por cornada de un Concha y Sierra, reaparecio con la misma ganaderia y siguio en su profesión por mucho tiempo,llevando buen publico a las plazas y con toros de los de antes, Padilla para torear lo que le estan firmando con uno le basta y sobra ademas es un asunto de su afición y hombria, esta bien, que las aproveche,que solo le daban lo que los de arriba no querian y si puede que vueva a sus castas,que es donde luce, de Ruiz Miguel y Mendes no estimo que sea solo por el dinero,tienen viva su afición,no han dejado de torear y viendo los toretes-carrtilla de los "figurones" entienden que con su maestria lo pueden hacer mejor, sin hacer el ridiculo a pesar de sus edades,esa es mi opinion de aprendiz de aficionado.-Saludos de Encastao

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  3. Este comentario tan sensible lo podía haber publicado el mismo G10. ¿ Todo lo que no son figuritas no valen para la Fiesta ? Lo divertido será ver en el anfiteatro de Arles que estos "abuelitos" van a congregar más gente que esas mismas figuras el año pasado, no por morbo o nostalgia, sino porque los aficionados franceses saben que, a pesar de su edad, poseen la virtud más grande que se le debe de pedir a un torero : ¡ el pundonor ! Quizás pegarán menos pases, pero seguro que serán más sentidos, y frente a una corrida que los señoritos del G10 habían descartado.

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