Uno lo escribió ayer Antonio Díaz bajo el título " Hacia un monoencaste de aficionados". Les enlazo y copio unas lineas:
La crítica al monoencaste Domecq no es tirria de una banda de aficionados rencorosos, simplemente es el celo que una parte de apasionados profesan hacía un animal único. Despectivamente llamados toristas, como si el ídolo del torerista no necesitase de un toro para levantar las fiebres adolescentes en el tendido y el Diez Minutos.
El segundo lo leo en el Rincón de Ordoñez bajo el títlo "lo que la verdad esconde (otra vez). Les enlazo y copio unas lineas:
En los toros hace tiempo que la verdad no es lo que se ve. En los ruedos y alrededores. A fuerza de martillear incesantemente, de hundirnos poco a poco en el cieno de la repetición nos han hecho pensar que no hay otros escenarios.
Decir ahora que Lagartijo mató en Madrid 894 de sus 4.867 toros en total es una epilepsia de bipolares; hoy en día hay que hacer ARTE, los toros de antes no valen para lo que se pide ahora.
Recordar que hace ahora 60 años Antonio Bienvenida tomó la alternativa con Miuras es de trasnochados; ahora se pide toreo de reunión (y si es de compadreo, mejor) y nobleza, tanta como la que se pueda quedar en el límite con lo bobalicón.
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