Francisco García Martín “Curro Rivero”, ha inventado una puya que cambia el concepto respecto a la suerte de varas.
La nueva puya incorpora un mecanismo que retrae la punta dentro de la parte de las cuerdas cuando la cruceta topa con el cuerpo del toro.
La puya que siempre ha estado en el punto de mira de el mundo taurino, ya sea el público, las autoridades, los ganaderos, los toreros, subalternos… ha sufrido varias modificaciones a lo largo de la historia, y por lo tanto no está exenta de seguir evolucionando para adaptarse a las exigencias que vaya imponiendo cada época.
La puya que siempre ha estado en el punto de mira de el mundo taurino, ya sea el público, las autoridades, los ganaderos, los toreros, subalternos… ha sufrido varias modificaciones a lo largo de la historia, y por lo tanto no está exenta de seguir evolucionando para adaptarse a las exigencias que vaya imponiendo cada época.
Todas las modificaciones han ido encaminadas a reducir o ampliar sus dimensiones, o al sistema de tope para evitar que se introdujera más de lo permitido.
Todas ellas que en muchos casos han oscilado en cantidades milimétricas, más veces ha perjudicado la ejecución de la suerte por parte del picador que beneficiado realmente al toro.
El reducir unos milímetros la longitud de la puya, no supone una gran ventaja para el toro, y si un perjuicio para el picador, ya que a la hora de realizar la suerte, el picador se encuentra con una herramienta que por sus dimensiones expone la cruceta antes de lo deseado, con lo que las probabilidades de marrar aumentan, y por el contrario, una vez el puyazo esta consumado, la punta que está dentro del animal daña todo lo que encuentra a su paso en cada uno de los movimientos que efectúa.
Se puede leer en el Cossio en el apartado que describe la puya de picar, que un aficionado envió un comunicado a las autoridades quejándose de que los trucajes que se efectuaban sobre el limoncillo de la puya rebajándolo, provocaban que una de pincho menor trucada, produjera mayor daño que una con el pincho mayor sin trucar.
Comparto totalmente la opinión de aquel hombre que ya hacia sus apreciaciones sobre algo que aparenta una cosa pero que en realidad es todo lo contrario.
Por eso considero que una puya de 10 cm. de longitud cuyo filo se introduce dentro de la parte de las cuerdas cuando han entrado hasta la cruceta, hace muchísimo menos daño al toro que otra de 6 cm. cuyo filo queda fijo y siempre expuesto, y por tanto cortando y provocando una nueva trayectoria en cada movimiento.
Es mi opinión, que por supuesto no pretende sentar cátedra, pero también se cansa uno de escuchar opiniones que no comparte y por eso me siento con el derecho a opinar. Tal es el caso de la colocación del puyazo, que muchos consideran debe ser en lo alto del morrillo, claro, eso se dice cuando uno no ha sido picador, pues a ningún picador se le ocurre poner el puyazo, salvo error, en una zona que se mueve continuamente cada vez que el toro sube o baja la cabeza, mira hacia un lado o hacia otro, de ahí que cuando queremos poner el puyazo en todo lo alto apuntemos siempre al hoyo de las agujas, aunque claro, los “puyazos en la yema” no se dan siempre. Tenemos un toro que se mueve, un caballo que se mueve, un palo que tiembla y el picador que a veces también tiembla con el palo.
El toro bravo, ese de embestida pronta, en rectitud, con la verdad por delante, ese que deja todas sus fuerzas por defender su vida, que posibilita las mas grandes faenas de la historia, que hace disfrutar al público, al torero, sentirse orgulloso al ganadero y cuyo comportamiento engrandece la fiesta en todos sus sentidos, ese toro, se lleva como premio en el caballo un mayor castigo, mayor destrozo en su anatomía, que sumado al desgaste físico que supone su pelea con el pesado caballo, aun da opciones para triunfar y con él triunfe la fiesta de los toros.
En cambio el toro manso, ese que viene al caballo de cualquier manera y desde cualquier sitio, si viene, y que cuando más, topa, y al sentirse el más leve pinchazo, pega dos patadas y se va, además sin picar. Ese que tal vez es el que más castigo necesita, pues no presenta pelea ante el caballo, no desgasta su fuerza que la guarda para pedirle cuentas a todos los que vengan detrás, y embistiendo de la peor manera y arreando para todas las querencias, a ese toro, injustamente, se le produce un daño muchísimo menor que al que mencionábamos anteriormente.
Esta claro que este toro se va a quedar sin picar de todas las maneras, y por eso se imponeequilibrar la suerte de varas, para que el toro manso se siga llevando el castigo que se pueda llevar como ha ocurrido hasta ahora, pero que alTORO BRAVO se le de la oportunidad de llegar a los tercios siguientes con suficiente integridad, como para que resulten vistosos y todos podamos disfrutar viendo torear a un toro con movilidad, y si se diera el caso recibiera el indulto, no sea tarea casi imposible para los veterinarios conservarlo con vida.
Los picadores: es una profesión que conozco desde dentro, y de antemano se que somos muy reacios a las innovaciones, pero bueno, tiempo al tiempo, y la historia nos ha demostrado que no todas han sido malas ni perjudiciales para nuestros intereses. Como por ejemplo la introducción del peto, la puya de cruceta respecto de la de arandela o la de limoncillo, el caballo percherón con respecto a los de raza española…
Al principio hay detractores y partidarios, y con la práctica la balanza se inclina hacia un lado u otro.
Considero que habiendo buen caballo y buena doma, la puya no es en si un factor determinante en la práctica de la suerte, y que luce más una suerte de varas con dos o tres puyazos que con uno solo en el que se aplica un daño desmesurado al toro.
Lo que si quiero dejar claro, que jamás pretenderé perjudicar de ningún modo a los profesionales que tienen que ponerse delante del toro, sino todo lo contrario, contribuir en la medida de mis posibilidades con una humilde aportación para queLa Fiesta vuelva a retomar su importancia y que vuelva a despertar el interés del público que tiene que asistir a las corridas de toros, ya que ellos son la base sobre la que se tiene que construir todo lo demás, si no hay público, el espectáculo carece de sentido.
PICAMOS AHORA MISMO CON LA PUYA MÁS PEQUEÑA (DE TAMAÑO ), QUE HA HABIDO EN LA HISTORIA DEL TOREO, Y SIGUE HABIENDO TOROS QUE SE CAEN.... SÓLO MIRAMOS EN UNA SOLA DIRECCIÓN Y A LO MEJOR DEBERÍAMOS MIRAR EN TODAS.... SÓLO UN BREVE APUNTE...
ResponderEliminarCUANDO UN PUYAZO CAE EN UN LUGAR NO IDÓNEO COMO RECTIFICAMOS EL PUYAZO SÍ LA PIRÁMIDE SE METE PARA ADENTRO...?
SÍ UN TORO TE ESTRELLA Y SALE DEL CABALLO RÁPIDO, SE DA LA VUELTA Y VUELVE, SIN PIRÁMIDE COMO NOS SUJETAMOS...?? Y ASÍ MUCHAS MÁS.... PARECE MENTIRA CURRO QUE DEFIENDAS "TÚ INTENTO" CON TAN POCOS ARGUMENTOS......
Esta propuesta me parece absurda se mire por donde se mire.
ResponderEliminarUna puya para producir menos castigo al bravo, muy bien, pero es que la lidia ya tiene varios recursos para evitar esto; para eso están los lidiadores, los quites, el brazo del picador (que pondera el castigo) y sus dotes de caballista.
Si se quiere hacer un tercio de varas como Dios manda, que sirva para una correcta comprobación de la bravura, hay que hacer una serie de cambios que los picadores no creo, ni por asomo, que estén dispuestos a aceptar dada la situación de confort a la que se han acostumbrado.
En vez de un peto duro, rígido y colgón, es necesario un peto que se ajuste al cuerpo del caballo para que el toro pueda ejercer su fuerza natural, basculante, de abajo a arriba.
Urge un caballo armónico, torero y de buena doma que no suponga un muro infranqueable para la mayoría de los toros. Actualmente, el caballo tiene un peso cercano al máximo permitido por el reglamento, es decir, 650 kilogramos. Una barbaridad.
Si añadimos lidiadores y picadores implicados en hacer bien el tercio, dispuestos a poner los toros en suerte y a quitarlos del caballo, picadores con intención en provocar la arrancada del animal yendo de frente al toro para calibrar de este modo su bravura, no creo que la puya necesite muchos cambios.
La vara sirve para detener pero ya no se detiene nada porque el picador podría esperar tranquilamente la arrancada del toro con el palo apoyado en la arena y una vez debajo del peto endilgarle un puyazo sin peligro para su cabalgadura ni para el propio picador.
La labor del picador es necesaria, si bien la suerte de varas que se hace hoy es un absoluto despropósito. Hay que intentar buscar un punto intermedio, un equilibrio, una proporcionalidad. Ni jaco que vuela por los aires ni carro de combate en el que el picador goza de completa impunidad.
Saludos.
Agradezco a ambos los comentarios, Israel y a Vazqueño.
ResponderEliminarAlgunos argumentos más: la puya surge de muchos años de profesión, y no de un aficionado que tiene un tallercito en el garaje.Yo nunca he sido partidario de picar con el regatón ni de tentar sementales con cinco años con una puya de becerras. Soy partidario del buen caballo y de la buena doma, como digo en el escrito. Yo sería el primero en no picar con una puya que me dejara indefenso el más mínimo instante. En cuanto al tamaño de la puya...soy partidario de la normal y no de la reducida del reglamento de Andalucia.
A Vazqueño decirle que no he conocido de ningún picador, vamos que no he sido capaz de hacerlo ni yo, eso de detener la embestida de un toro con la vara, no sé de donde salio esa historia.
Pero si os agradezco las opiniones y el tiempo dirá, lo mismo yo estoy equivocado.
Pepe-Hillo en su Tauromaquia publicada en Cádiz en 1796: “Se ejecuta situándose el picador en rectitud del terreno que ocupa el toro y luego que este parte y llega a jurisdicción se pone la garrocha en el serviguillo y se abre al mismo tiempo el caballo por la izquierda y, cargándolo sobre el toro, lo despide por la cara de dicho caballo o en línea paralela con él.”
ResponderEliminarSeñor "Curro Rivero", que nadie pique, salvo error, en el sitio que se ha demostrado que existe una gran masa muscular y vascular, donde existe una gran inervación sensitiva y donde estos musculos son tan voluminosos que evitan la afectación de órganos vitales, no significa que este bien ejecutada ni es una razón de peso, a mi entender, para negar a Pepe-Hillo. El mal de muchos es consuelo para ..., bueno, ya sabe.
Aunque bien es cierto, que hoy en dia, desde la nefasta aprobación del peto (¿y que hablar de ese tramposo faldón?) todo ha sido una degeneración del tercio que compone la columna vertebral de la tauromaquia. Pocos son los cambios propuestos desde entonces que buscan y proponen cambios en favor de la Fiesta, del toro y del aficionado.
Quizá el problema de un tercio cada vez mas degenerado no consista en cambiar una puya. Si la práctica sigue siendo dejar o incluso, incitar a que se estrelle el animal contra el carro de combate que componen hoy en dia el caballo y el picador, tapando la salida a la hora del embroque para ajusticiar por la espalda y contra las tablas al toro, seguir picando trasero, es decir, por detrás del morrillo, dañando la columna vertebral y afectando a la coordinación y movilidad y mermando sus cualidades...etc, poca importancia tendrá la puya utilizada.
Yo, desde mi absoluta ingenuidad, veo otras medidas más productivas que un cambio de puya, siempre y cuando se busque el esplendor y la emoción del tercio de varas por encima de ventajismos y simulacros.
Señor Curro Rivero: Se limita usted a lo accesorio.
ResponderEliminarHay que entender el término "vara de detener" de forma dúctil y no tan estricta. Es una expresión heredada de los tiempos del picador de vara larga o varilarguelo en los que había que detener la arrancada del toro a fin de salvaguardar en la medida de lo posible la cabalgadura y, por ende, la integridad del picador.
Igual que usted, yo también cuestiono que la fuerza de un hombre pueda parar la arrancada de un toro con una vara y una puya. Pero esa era la finalidad, por los motivos que he explicado, y ahí están las crónicas, imágenes y escasos vídeos en los que a base de valor y pericia se sabe de picadores que salían airosos de la suerte, con su cabalgadura indemne. Parece ser que esto ocurría más veces de las que pensamos.
Lo que quería decir en ese párrafo es que tal y como se hace hoy la suerte, se tiene la sensación que cualquiera podría picar un toro, que no se requiere ni mucha maña ni valor para ello merced a la desigualdad de fuerzas que hay. Y es que se pican los toros desde un parapeto, subido a un muro.
Saludos.
Ante todo mostrarles mi más sincera admiración por la seriedad y el rigor con el que tratáis este tema.
ResponderEliminarCreo que la cuestión puede dar para un buen debate.
Señor Corbacho, como usted bien dice, "Pepe-Hillo en su Tauromaquia de 1796..." considera el cerviguillo como el lugar idóneo para la colocación del puyazo, y pregunto: ¿dónde empieza y donde termina el cerviguillo? ¿a que le llamaba Pepe-Hillo el cerviguillo?; como dice Vazqueño tras su comentario, no se puede ser tan estricto, y además de la Tauromaquia de Pepe-Hillo, tenemos que tener en cuenta las posibilidades que ofrece la realidad. Créame que un puyazo en lo alto del morrillo del toro (si a eso le llamamos cerviguillo) para el picador es algo incómodo, pues el toro, si humilla o levanta la cabeza, si derrota a un lado u otro, mueve continuamente esa zona, y pretender mantener el puyazo ahí, además de difícil, resulta de poca estética, pues veríamos al picador levantando y bajando el brazo como una biela. De ahí que la práctica nos exija intentar dar el puyazo en la zona más próxima al morrillo, pero que permanece a un nivel más o menos continuo, esto es lo que se conoce como la cruz o el hoyo de las agujas, justo en la unión de las dos paletillas y en la intersección de la primera articulación del cuello (disculpen mi falta de precisión en la nomenclatura anatómica animal, pero no soy veterinario) La cuestión es que esa zona se mantiene casi siempre a la misma altura del suelo, si el toro no dobla las manos.
Y en cuanto al comentario de Vazqueño, no pretendo ser para nada estricto en las interpretaciones, todo lo contrario, dispuesto a escuchar y a aprender todo lo que buenamente pueda.
Yo considero que la técnica empleada en aquella época por los picadores, se basaba en utilizar la vara como punto de apoyo para transmitir al caballo a través de las piernas el movimiento que debían realizar, y por ende picador y caballo se "fundían en un solo cuerpo" para realizar el movimiento que permitía librar la colisión del toro. Siento mucho no tener un mejor dominio del lenguaje para poder transmitir esta idea con mayor claridad. El caballo de aquella época, como todos sabemos era de una ligereza extrema (en la mayoría de los casos de edad avanzada y famélicos)era como el que tiene una bicicleta entre las piernas.Así no era difícil transmitir el movimiento al caballo apoyándose en el puyazo.
En cuanto a mi puya de picar...se tendrá que defender ella sola, yo bastante trabajo me tomé para crearla,sí decirles que hoy tenemos muy buenos caballos, (mejorables en su doma y en su agilidad de movimientos en algunos casos para bien de los picadores y de la estética de la suerte), el peto está muy conseguido, e impide que el caballo se tropiece con el toro que se le metiera debajo, y por último la puya, cuyas dimensiones me parecen muy relativas, pues debería tener mayor longitud y un menor poder traumático cuando está dentro del toro.
De casi todo esto hablo en mi blog
www.currorivero.blogspot.com
Saludos y gracias una vez más.
En un estudio de 1998, por petición de la UCTL, debido a las hemorragias causadas por picar en lugares indebidos, se encargó un estudio sobre los puyazos y su colocación. En ese estudio se sigue hablando de la necesidad y de la idoneidad de picar en el cerviguillo o morrillo, y estamos hablando de 1998, no hace tanto.
EliminarLugar en que se ha picado
"Las conclusiones del estudio revelan que apenas el 4,7 % de los puyazos han podido cumplir la primera misión, pues tan solo 13 de los 276 puyazos estudiados fueron aplicados en la parte final del morrillo (ninguno se practicó sobre la zona final del mismo) siendo el resto de los puyazos traseros y caídos. Todas la Tauromaquias y reglamentos especifican que el sitio en el que se ha de picar es el morrillo o cerviguillo, y así se ha venido reglamentando desde la Tauromaquia de José Delgado (Pepe-Hillo) que data de finales del siglo XVIII hasta el reglamento del año 1917 inclusive, en que se exigía que la puya se colocara en el morrillo, y en los sucesivos reglamentos hasta el actual se deja de reglamentar el lugar en que se debe picar"
El 42,39 % de los puyazos fueron aplicados sobre la región de la cruz, el 34,06 % justo por debajo de dicha región, a la altura del cartílago de prolongación de la escápula, el 2,53 % en las paletillas y el 16,30 % restante muy trasero (en el dorso o por debajo de éste). Quiere esto decir que no se apuntó al morrillo, sino más bien a la zona de la cruz, donde se encuentran los músculos y cartílagos que unen ambas extremidades entre sí y al tronco, y que nada tienen que ver con los músculos extensores o elevadores de la cabeza, y sí mucho que ver con la unión muscular de ambas extremidades, que es vital para la locomoción del toro. En conclusión, la consecuencia de picar en dicha zona es restar movilidad al toro o dificultar su locomoción al afectar al aparato locomotor y no a los músculos del cuello.
Al picar en la zona de la cruz o más trasero, se han llegado a fracturar apófisis espinosas de vértebras torácicas, se han dañado vasos sanguíneos que irrigan músculos importantes para la locomoción, se han lesionado o seccionado ramas dorsales de nervios de nervios espinales, que pueden producir y producen en ocasiones cojeras transitorias o pérdida de manos por inhibición refleja del plexo braquial, que es el centro nervioso del que parten los nervios que inervan toda la extremidad anterior (muchos toros que no han manifestado signos de debilidad de salida, justo al salir del caballo pierden una o las dos manos por dicha lesión nerviosa)
Los puyazos traseros o caídos pueden llegar a perforar la pleura y afectar al pulmón, pues la distancia entre la piel y la pleura a este nivel es muy pequeña, y se puede llegar a producir neumotorax con la consecuente insuficiencia respiratoria.
En resumen, al picar en el morrillo, no se lesiona ningún órgano vital, no hay posibilidad de fracturar vértebras (pues están muy profundas), los toros tienen una hemorragia normal (es una zona muy vascularizada), no se producen lesiones nerviosas, y tan sólo se afectan los músculos responsables de levantar la cabeza. Desde un punto de vista técnico debiera reglamentarse esta zona como lugar en que se debe picar"
En este estudio se especifica que por picar en la cruz como usted dice " la consecuencia es restar movilidad al toro o dificultar su locomoción al afectar al aparato locomotor y no a los músculos del cuello." además de "provocar cojeras y pérdida de manos". Por todo esto no estoy de acuerdo ni aplaudo los puyazos en la región de la cruz y que usted defiende.
En este estudio se especifica que por picar en la cruz como usted dice " la consecuencia es restar movilidad al toro o dificultar su locomoción al afectar al aparato locomotor y no a los músculos del cuello." además de "provocar cojeras y pérdida de manos". Por todo esto no estoy de acuerdo ni aplaudo los puyazos en la región de la cruz y que usted defiende.
Este informe lo copie de este mismo blog donde fué publicado.
Saludos
Señor Corbacho, estoy casi totalmente de acuerdo con el estudio que usted menciona; claro, lo que ocurre es que está realizado por veterinarios, los picadores realizamos pocos estudios cientifico-técnicos, nuestro laboratorio consiste en que si te pones o haces las cosas mal, "te ponen el caballo de sombrero", por lo que nuestras investigaciones son un poco mas agrias en ese sentido. Por todo lo que dice ese estudio, y por mis observaciones in situ, es por lo que me lancé a inventar un modelo de puya que, aun sin conocerla, casi nadie acepta, y el objetivo, resumiendo un poco es el que sigue: Es muy difícil para los picadores poner el puyazo en lo alto del morrillo por las indicaciones que tantas veces he repetido, además que resultaría antiestético por las mismas razones que mencioné, los movimientos del brazo del picador hacia arriba y hacia abajo como una biela. Como se va a seguir picando en el mismo sitio queramos o no, pues mi intención es que la puya siga siendo la misma, pero que una vez dentro del toro haga menos destrozo y así afectará menos tejido muscular, tendones, ligamentos, vasos sanguineos, nervios, y se disminuye la probabilidad de provocar un neumotórax.
ResponderEliminarNo soy muy partidario del "corta y pega" pero le dejo el texto que escribo en mi blog.
Le digo que lo que pretendo es un acercamiento entre las diversas opiniones que hay al respecto, y haya un punto intermedio al que todos confluyamos, que no sea el ideal pero que se acerque y que beneficie al conjunto sin perjudicar seriamente a ninguno.
También recordarle un dato respecto a la Tauromaquia de Pepe-Hillo, estabamos en el siglo XVIII, se picaba a "toro levantado", eso lo seguimos haciendo en las tientas, y la puya era de limoncillo y el Señor Duque de Veragua después impuso una anaranjada que luego tuvo que quitar (no había quien picara con ella, pero la impuso, y ahí quedó mi buen hombre en el Cossío para la historia).
Bueno no os canso más y ahí va el "corta y pega" de mi blog.
Ventajas de la puya de picar de Curro Rivero
ResponderEliminarDe aquí en adelante, iré enumerando poco a poco las ventajas que aporta la nueva puya con respecto a las puyas que la han precedido, pendiente de un estudio más exhaustivo y previa comprobación empírica.
Empezaré por decir que tenemos que tener en cuenta que hay dos términos a diferenciar, por un lado el de puya y por otro el de puyazo, esto es, la puya es el instrumento que se utiliza para lesionar la anatomía del animal, sus dimensiones son inalterables durante su funcionamiento, y se corresponden con las estipuladas por un reglamento sobre el espectáculo taurino. El puyazo en cambio, es el conjunto de lesiones provocadas por la puya y que en la casi totalidad de los casos de dimensiones diversas y nunca coincidentes con las de el objeto que las produce.
De lo expuesto anteriormente se deduce que el puyazo al ser variable depende de multitud de factores y que no lo podemos relacionar directamente sólo con las dimensiones de la puya.
Mi teoría parte de que el objeto realmente lesivo es la pirámide cortante, y que es ésta sobre la que hay que actuar, y no sobre la parte encordelada, que no produce ningún tipo de lesión traumática al toro.
Como primera ventaja a enumerar, diré que la nueva puya, a priori, profundiza menos en la anatomía del toro, con la consiguiente disminución de la probabilidad de alcanzar órganos internos y por ende más importantes para conservar la integridad física del animal.
Llegados a este punto quiero mencionar algo muy importante y que, siempre bajo mi experiencia observacional, se debería de tener muy en cuenta:
Hay toros que tras ser picados, abren muy pronto la boca, otros que a los pocos muletazos terminan claudicando y se echan en el suelo, he podido observar en multitud de ocasiones como la sangre del animal borbotea a cada espiración, y es absorbida en la inspiración. Esto es lo más parecido a la respiración de una ballena. Y a que se debe esto, pues a que el puyazo en su profundidad ha entrado en la cavidad pleural, provocando un neumotórax y hemotórax en la mayoría de los casos. El toro con la expansión de su caja torácica contribuye a la aspiración de la sangre dentro de la cavidad pleural, que se ha visto agrandada por la disminución del pulmón colapsado en su interior, luego, en la espiración la disminución del volumen expulsa hacia fuera el aire arrastrando la sangre que drenan hacia el orificio del puyazo los vasos sanguíneos seccionados. Este toro está respirando con un solo pulmón, y mi pregunta es: ¿Nos extrañamos de que el animal abra la boca? ¿De que claudique después de haber corrido en el tercio de banderillas en tres, cuatro o las que sean, embestidas a los subalternos de a pie? Si yo fuera toro, y sin serlo, con esta situación fisiológica no estaría para muchos trotes. La misma expresión facial del animal da fe de cuanto sucede en su interior, y el instinto le anuncia que la muerte está cerca. Porque una cosa es el cansancio, las heridas y todo lo que usted quiera, y otra muy distinta, la muerte.
Por tanto, repito, la puya de Curro Rivero al profundizar menos en el cuerpo del toro, disminuye la probabilidad de provocar los traumas anteriores, y aclaro bien, cuando digo profundizar menos, no me refiero a que mida tres o cuatro milímetros menos, sino que la pirámide cortante ha dejado de actuar una vez que la cruceta ha topado con la piel del toro. ( la puya ha entrado hasta la cruceta, y sus dimensiones son idénticas a la actual y según marca el reglamento taurino vigente).
En próximos artículos hablaré del resto de ventajas que aporta esta nueva puya.
Saludos y un verdadero placer seguir hablando de la suerte de varas.
Les remito a la foto del facebook de esta misma página, es la foto de un gran puyazo.
ResponderEliminarTal vez un poco trasero, pero la reunión de picador y toro es casi perfecta.
Desconozco si partió de un toro ya fijado o de a toro levantado, en este último caso el picador de reserva en este momento estaría a nuestras espaldas "escupiendo tierra".
Si la puya estuviera encima del morrillo, el picador y caballo hubieran basculado encima del toro, por desplazamiento del centro de gravedad.
De todas formas por lo que se ve, afirmaría que casi seguro ese hombre terminó en el suelo, pues salir de ahí por pies lo veo, según posición de toro y caballo, casi imposible.