Amanece...
La noche ya no existe...
El campo bravo despierta...
La encina se despereza...
Los pájaros canturrean...
El perro ladra inquieto...
El caballo aguarda su momento...
El sol lucha con la espesa niebla...
El aire mece tiernamente las retamas...
El mayoral, los vaqueros...su faena...
El ganadero sueña...
La plaza y la afición esperan
al dueño y señor de la dehesa
EL TORO ¡LA CASTA Y LA BRAVURA!
Olé, maestro.
ResponderEliminarEso es "pellizco", maestro y no lo de otros que andan por ahí vendiendo mulas ciegas.
ResponderEliminarUn saludo.
El papa negro
Tanto en prosa como en verso,
ResponderEliminarMacías es un experto.
Un abrazo
EL TORO ¡LA CASTA, LA BRAVURA … Y EL TRAPÍO!
ResponderEliminar¿No te parece, maestro?
ROBERTO REYES CORTÉS.
Eliminar5º.REYES
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EL TORO.
Son las cinco de la tarde,
cumpleaños del patrono
que hace siglos antes viera
en la ciudad luz primera,
tarde añil de primavera,
el festejo es a lo grande,
galas mil viste la gente,
cielo rojo, azul violeta.
Deslumbrando en “La coleta”.
el mejor de los carteles
se presenta en esta feria
de aquel mi pueblo encantado;
Se lidian toros a muerte
que hace cinco años nacieran,
de vacas muy encastadas
en la finca ganadera.
Hermosos son los becerros
nacidos del “ Catrino ”
un semental cornifino
traído desde Ensenada
para cargar la vacada.
Fuertes, sanos, poderosos,
crecen libres en potreros
de pastos y zacatales
que fueran algodonales.
Se bañaron en riachuelos
de corrientes humedales,
jugueteando en las frondas
de sabinos y cedrales;
sesteando bajo ramas
de canelos y manglares.
Una mañana de Enero,
regios sus cuerpos miraron
retratados en las aguas,
con el croar de las ranas
que admiraron su trapío,
junto a las piedras del río.
Y con sorpresa descubren
que la edad de la ternura
el tiempo se la ha llevado
y en su lugar ha dejado
fuerza, poder y valor,
y de pronto se miraron
plenos machos, bien armados,
cornilindos amarrados
para cosas del combate.
Son las cinco de la tarde
del domingo bullanguero,
y la plaza está repleta;
la música de la banda
con sus marchas y canciones
y la gente se alebresta
en esta fiesta funesta.
Se abrió del toril la puerta,
y cual saeta florida
coronada con listones,
asoma la negra testa
aturdida por aplausos,
de multitud asombrada
viendo que picas de acero
han penetrado en el cuello .
Exclamación explosiva
la de la gente de feria
cuando atina su mirada
en el toro tan hermoso,
que lanza fuerte envestida
al torero que en desplante,
valiente y con gran talante
pone su pecho y su vida
frente filosos puñales.
La bravura del cinqueño
a toda la gente admira
y parece que dijera
con un mugido espantoso
cuando expulsa con el aire
su mirada enrojecida
por la ira y dolor cargadas.
¡No te pediré clemencia,
tampoco pido cuartel!,
¡no tendré ni tengo miedo,
seré firme como roca
frente la brutal estúpida
estocada y la letal
agresión del descabello.
Ese toro atormentado
enseña en lo alto clavada
una espada de matar;
y ojos rojos de coraje
frente a la muerte cercana,
cruel, sangrienta, despiadada.
Después de feroz tortura
el miura azota en la arena
tinto en sangre derramada.
Solo se escucha oh, profundo
y el aullido de la gente
Torero. torero, olé,
cubre el cielo de pañuelos
retornando a la dehesa,
a los campos del alcázar
en donde un día pastara
muy tranquila la manada.
Al sonido del clarín
azotando el aire frío,
dos mulas tiran sin brío
del cadáver del castaño,
hermosa bestia que fuera
con vileza asesinada,
quedando sola una plaza
de ovaciones saturada.
Ha asomado ya la noche,
otra tarde ha agotado,
por el cielo el sol acaba
y la gente enloquecida
sin importarle la historia,
viaja ahora rumbo a casa.
De entonces yo siempre tengo,
como imagen fantasiosa,
las negras fauces abiertas
de aquel toro mal herido,
ocultándose en las ondas
de los giros y las capas,
para concluir sus andanzas
allá en el ruedo del coso.
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Un privilegio eso de maestro entre MAESTROS, gracias...por supuesto Luis ¡EL TRAPÍO!. Un abrazo
ResponderEliminarPgmacias