Como escribe José Ramón Márquez:
¡Pero qué poquito nos ha durado la fiesta! En apenas cuatro días, un fin de semana como quien dice, hemos ido de la alegría de ver a Canorea plantando cara a los cinco damiselos del toreo a verle pasar bajo las Horcas Caudinas de un comunicado ful de Estambul, donde dice Diego y pide disculpas a todo quisque, incluido el Pétreo Paquiro, a quien con magnífico acierto había enviado a Somalia en otras declaraciones y que nada tenía que ver con la batallita de los cinco picaflores.(...)
Mandó a Curro al Inserso y no pasó nada. Luego Canorea plantó cara a Tomás, el depredador, y cuando el tío se fue a él con su saco a llevarse toda la taquilla, todas las taquillas, la pasta de él y la de todos, le mandó a paseo sin despeinarse. Mandó al Pétreo de Galapagar al cuerno y no pasó nada. Ahora se le ponen enfrente estos cinco, que son nada en comparación a Curro o a Tomás, y el tío se pone a pedir disculpas y a echarse por los suelos cuan alfombra de nudos.
Me resulta paradójico, que la misma gente que dice no interesarle la Fiesta de las figuras, en cambio, le dediquen las 24 horas de su vida, los 365 días del año a las figuras. Que entregue su vida y todo su tiempo, a hablar de las figuras.
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