Pero lo mas peligroso es que tras esta otra manera de faltar de respeto al toro (porquè indultar a un borrego es una falta de respeto al verdadero toro de lidia) se esconde una espantosa falta a la ética tauromaquica, un atropello al ritual sagrado, que requiere que el toro bravo debe de morir con honor en el ruedo, en un marco ritual y por mano de un oficiante designado. Seria como si en la Misa, el cura decidiera, por la razon que sea, de no celebrar la eucaristia, que es el correspondiente "sacrificio ritual". Se vacia totalmente de por dentro el significado mas profundo de la tauromaquia, quedando solamente las aparencias exteriores, convertiendo la corrida en una capea de lujo, camino a las corridas sin muerte como algunos ya han propuesto. Sin picadores y sin estoque, con banderillas de velcro. Sevilla como Las Vegas. Los taurinos son autores interesados de esta herejia, sus voceros los propagandistas y el publico crèdulo se lo traga todo, y se deja manipular.
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