El señor Alonso Moreno, tras hablar con el presidente, dialogó con el matador, quien ordenó a uno de los picadores de su cuadrilla que volviera a montar y salir a la plaza. Cumplido el mandato, Ruiz Miguel volvió a colocar el toro en suerte y este se arrancó con fijeza dos veces más al caballo quedándose fijo en el peto mientras se simulaba el castigo del tercio de varas.
Foto: Manon
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