Decía Ramón Gayá en, Velázquez, pájaro solitario :
“Las grandes obras españolas nacen como a regañadientes, pero se mantienen después en pie con una feroz altanería. El arte español, lo español en suma, es como si tuviera, no ya el atrevimiento y el descaro de existir –según vemos en lo italiano-, sino el desprecio y la arrogancia de existir”.
“El desprecio y la arrogancia de existir”.Palabras serias. Pensemos en Juan Belmonte. Desde el inicio de su camino, trajes de luces alquilados, hasta su última parada en Gómez Cardeña. Recordemos la mirada de Pedro Romero, retratado por Goya. Soledad última de aquél que medita sobre la muerte. En el albero, desde el tendido. Desasimiento del que la descubre para, al final, decir: “¿Y esto era todo?”. ¿No es, al fin y al cabo, la tauromaquia un arte engendrado por el valor, el orgullo y el desdén?.
Foto: J.B.
Señor de Lesaca: Estamos ante uno de los manantiales mas limpios y profundos de la cultura española.
ResponderEliminarAgua fresca y pura que no sacia.
Pozo profundo que invita a abismarse. Un saludo.
el papa negro.