lunes, mayo 30, 2011

Exterminio (Domingo Delgado de la Cámara)

del artículo firmado por Domingo Delgado de la Cámara en el último boletín de la Asociación el Toro de Madrid, copio unas lineas:
¿Qué debe hacerse? Primeramente una buena campaña que conciencie a los aficionados del problema (...)
Debe exigirse a los políticos una normativa específica para el toro de lidia. Es absurdo que se apliquen a las razas bravas las mismas normas que al ganado de abasto. Unas charolesas enfermas pueden ser inmediatamente reemplazadas por otras charolesas exactamente iguales, mientras que esas vega-villares de Sánchez Cobaleda, exterminadas la semana pasada, son irremplazables. Urge crear un banco genético amplio y completo, de semen y genoplasma con vistas al futuro. Para resucitar las razas que puedan desaparecer. Y , por último, hay que optar por vacunas y medicinas en vez de por la bala cautiva de un lóbrego matadero.
(...)
Mi admirado amigo Adolfo Rodríguez Montesinos dice que los ganaderos son los depositarios del toro de lidia, pero que el auténtico propietario es el pueblo español. Y es cierto. Por eso, todos debemos impedir que esos politicastros nos lo exterminen. Debemos legar a las próximas generaciones de españoles las mismas castas que nos dejaron nuestros mayores. Como decía Hache hace ya muchos años: aficionados ¡A DEFENDERSE!
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Nota1: Vuelvo a copiar unas palabras de Juan Sánchez Fabrés tomadas de la revista Tierras Taurinas:
"¡El principal problema son los veterinarios! ¡Dos años seguidos me han matado todas las eralas que había aprobado en las tientas! Algunas de ellas eran las últimas de sus familias. Cada vez que esto ocurre, se pierde un patrimonio genético. Esto reduce la elección, sobre todo cuando hay que tener en cuenta la consanguinidad. Te quitan las ganas de seguir adelante...Yo he adquirido la costumbre de tentar antes de los saneamientos. Si me las van a mandar al matadero, ¡por lo menos que pueda yo verlas antes! Cuando España se integró a Europa, sabíamos muy bien que habría que respetar las nuevas normas. Pero nadie se imaginó que eso adquiriría tales proporciones. Cuando la administración se mete a reglamentar lo que no conoce, los estragos son terribles. No son las enfermedades las que matan a nuestros animales, son los ordenamientos de Bruselas. Cuando el poder se impone a la razón, no te queda más que moriri en silencio. Con todos estos reglamentos vamos hacia el mono-encaste...Estamos sentenciados"
Juan Sánchez Fabrés en Tierras Taurinas

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