- lo que presenciamos fue que aparecieron seis toros de tan extraordinaria presentación que a medida que salían por los chiqueros iba aumentando el entusiasmo, pues cada ejemplar superaba al anterior. Tíos soberbios, extraordinariamente hondos, profundos, de badana bamboleante, de desafío altivo, de cabeza imponente, de arboladura espectacular, de sabor antiguo, de presencia intimidatoria, de capas acardenadas hermosísimas, de rotundidad plena de emoción, de nobleza, de casta, de algún apunte de bravura, y también de mansedumbre. Todos habían cumplido los cinco años, algunos incluso sobradamente. Todos llenaron plenamente ese entusiasmo que compartimos y demandamos los aficionados como la esencia verdadera que debe aportar el genuino toro de lidia: la emoción que llene, que trasmita, que aporte, que rabie, que se deje ver, que luche, que despierte, que se oponga, que se deje querer. Y todos despejaron esta demanda, aunque no fuera por igual su comportamiento. Ninguno lo redondeó, pero lo que sí dejaron es constancia de la materia de que se debe contar para criar toros de lidia, pues consiste en dotarlos de esencia verdadera, en preservar su natural resistencia al sometimiento. Después, vendrá su peculiaridad, su genio, su índole.
-Tras la cuarta ovación en el arrastre a un toro en esta tarde de la reaparición de los pablorromeros, saludó desde el tercio y nos fuimos todos bien contentos, pensando que hasta es posible la regeneración de la Fiesta. Hasta es posible.
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Toros bien hechos, rematados, que aguantaron la lidia. Con comportamientos diferentes y alguno, como el primero, noble hasta decir basta, fue masacrado en varas. Pobrecitos los picadores, anduvieron dando tumbos toda la tarde. Tomaron, para variar, la venganza por su cuenta.
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-Pero de lo que hasta los chinos se han enterado perfectamente hoy es de lo que han tenido delante de los ojos, una preciosa corrida de toros, muy apropiada para aclarar conceptos tan poco en boga como trapío y seriedad, ante la que desaparecen esos conceptitos contemporáneos que nos echan como alfalfa desde las serias tribunas taurómacas para enredar al que no sabe y crear confusión
-Entre los tres matadores de hoy sumaban en la pasada temporada la astronómica cifra de trece corridas, siete de las cuales eran de Fernando Cruz. Por ello, por tener los arrestos para enfrentarse a esta corrida vaya mi aplauso para los tres toreros de hoy y ni media censura. José Calvo en su segundo estuvo hecho un tío -con tres corridas encima en 2009, se dice pronto-, aguantó un parón y una mirada mortífera, peor que aquella de Medusa que te transformaba en piedra; arrancó algunos naturales con cuajo y justificó honrada y sobradamente el oro que llevaba bordado en su vestido.
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Nota: Eso si, ni "la cabeza privilegada", ni "
el importante", ni "Uri Geller" .... estuvieron por alli. Había Toros.
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Foto: Paloma Aguilar