Ando
todavía a estas horas dándole vueltas a la novillada de Baltasar
Ibán en Arnedo.
Una intersantísima tarde de toros con las dificultades que ha de
tener el toro, por mucho que nos quieran decir que esto no es lo que
embiste. Saltaron al ruedo al menos cuatro animales con posibilidades
de triunfo, pero no el triunfo al que nos han acostumbrado de
desplantes, circulares por la espalda, y demás adornos
"jesulinescos" ante animales dóciles y obedientes, un
TRIUNFO con mayúsculas frente a animales que dan importancia y
sentido a esta Fiesta de los toros.
Sobre
todo hubo dos novillos, primero y quinto, con una casta y fiereza
descomunal. Animales que desbordarían a más de la mitad del
escalafón, no ya novilleril, ¡de matadores!, y a alguno de los que
están en cabeza también.
(...)
Novillos
de Baltasar
Ibán, excelentemente
presentados; encastados sobresaliendo el primero y el quinto, excepto
el sexto, geniudo y deslucido. Fernando
Rey,
oreja y silencio tras dos avisos. Jorge
Expósito,
silencio tras aviso y vuelta. Alejandro
Marcos,
vuelta y silencio tras aviso.
José Vega en "Pureza y Emoción" - Aquí la crónica completa -
Foto: Carmelo Betolaza para Aplausos
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