En
1940, las cuatrocientas cabezas compradas a Graciliano -que habían
permanecido cuatro años cerca de Ciempozuelos, en unas tierras
alquiladas a la familia Esteban Hernández- emprendieron el viaje
hacia el sur. Entonces, Santiago tenía dieciséis años y trabajaba
con su padre, mayoral en casa de Sánchez Rico, donde
el astuto José Escobar le convenció para que se trasladara a la
marisma. Santiago hizo el viaje
en tren con los animales, una novedad en la historia de la ganadería
brava, después participó en el traslado a
Salteras y, finalmente, en
la última recta del periplo a pie. “Los ganaderos de la
comarca -Pablo Romero, Concha y Sierra, Pérez de la Concha,
Miura...- participaron enviando ochenta cabestros y decenas de
jinetes... Separamos la manada en seis camadas y, dos días después,
los gracilianos llegaron aquí”.
Desde
los primeros años de su aventura, José Escobar encontró un hueco
en las ferias. Impulsados por su etapa
salmantina, los gracialianos de la marisma participaron en las tardes
más bellas de Manolete -y a la inversa-, hasta el punto que, a
menudo, éste los imponía, como en Pamplona o Valencia, para
corridas triunfales. Algo que dio pie a una jugosa
anécdota, cuando el ganadero, tan anglófilo, viajó a Londres para
ofrecerle a Winston Churchill la cabeza disecada de uno de los toros
lidiados por Manolete -concretamente el 23 de julio de 1944 en
Valencia-, que tenía en la testuz una mancha blanca en forma de V dela victoria similar a la inmortalizada por el primer ministroinglés...
Tierras Taurinas - Opus 28 "Viaje a la Marisma"
interesante anecdota..gracias
ResponderEliminarEn algún lugar, en un rincón profundo de las bóvedas secretas y escondidas del número 10 del londinense Downing Street, debe ser una caja que contenía la apolillada cabeza disecada de un toro. Es todo lo que se queda de Perdigón, un animal criado por Antonio Escobar y toreado en julio de 1944 en Valencia por el hasta ahora más místico de los míticos matadores, Manuel Rodríguez Manolete. La cabeza fue enviada a Londres como un regalo personal a Winston Churchill con motivo del fin de la Segunda Guerra Mundial y por muchos años adornó la pared del estudio que el político britanico tenia en el jardín de su casa en Chartwell.
ResponderEliminarEn una carta a la madre de Manolete, escrito en octubre de 1947, Churchill no sólo expresa su pesar por la trágica muerto del torero, también escribe: “Tuve una gran emocion al recibir el noble trofeo de su hijo, una cabeza de toros superiormente muerte en el ruedo.”
Pues, ¿que hizo tan especial el regalo de Manolete que se convirtió en un ‘trofeo noble’? Para entenderlo hay que remontarse a la finca de Antonio Escobar, hasta el 1940, año probable del nacimiento del Perdigón.